Redacción AGENCIAS
La actriz Daniela Vega, protagonista de ‘Una mujer fantástica’, filme que recibió un Óscar a Mejor película extranjera, presentó al cantante Sufjan Stevens, quien iba a interpretar ‘Mistery of Love’, incluido en el filme ‘Call me by my name’. “Quiero invitarles a abrir sus corazones y sus sentimientos y sentir la realidad. ¿Podrán?”, aseguró emocionada.
Mucho antes de esa noche e incluso mucho antes de subirse a un escenario, Vega, de 28 años, tocó fondo. A los 14, la vida se le partió en dos. Dejó su cuerpo de hombre para transitar al de mujer. Estrenada en su figura femenina, Vega no percibía la luz ni sabía qué camino seguir -si ser cantante o actriz- ni tampoco tenía la posibilidad de entrar en el mundo del arte.
Cambios
“Del dolor se aprende y se crece”, contaba la intérprete en Madrid a un medio español, horas antes de que la película triunfara con el Goya con el galardón a la mejor película Iberoamericana.
“Los transexuales somos seres marginales. Se sufre mucho en la transición. Y ese dolor nos hace fuertes, duros, e incluso nos lleva a tener mal carácter”, aseguraba.
Daniela rompió esquemas para asumir su transexualidad con el apoyo de su familia.
EL DATO
La intérprete tenía solo un año cuando el dictador chileno Augusto Pinochet dejó el poder en 1990.“Yo tengo mucha esperanza en las generaciones futuras en Chile, actualmente hay mucha apertura”, enfatizó la actriz.
Antes de convertirse en Marina, una transexual que pierde inesperadamente a su novio, la intérprete trabajaba como peluquera en un salón de belleza.
Fue un golpe de suerte, el destino, o la casualidad lo que llevó al director hasta ella, cuando este comenzaba a estudiar los personajes de ‘Una mujer fantástica’ e indagaba en el mundo transexual en Santiago de Chile.
En un principio, iba a tener el rol de asesora de la película, pero terminó siendo la estrella de un filme exaltado por el dolor, la pérdida y el miedo a lo desconocido.