Garrote

Por: CARLOS TRUJILLO SIERRA

Aproximadamente del elemental garrote de madera pasamos en unos cien mil años a la sofisticada CP y todo pero el uso del garrote como defensa contra los animales salvajes no debieron pasar muchas generaciones para convertirse en arma de ataque contra los semejantes más fuertes o más débiles y en el día de hoy el ataque o garrotazo se convierte en un simple clic.

Hace dos siglos y medios, sin ninguna organización policial se reclamaba el derecho a portar armas en defensa propia. De ahí la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América. Armas toscas, grandes, pesadas, cargando la pólvora para cada disparo, fallosas y caras; hoy un disparo y salen cientos de balas en un minuto o hace un clic en su computadora o su teléfono inteligente y mueren cientos. Ya no es defensa sino solo destrucción apasionada y enfermiza. Y otro garrotazo son las palabras del presidente Trump, como respuesta a los 17 muertos por un atacante desequilibrado.

“Una escuela sin armas es un imán para gente malévola” y seguimos tranquilos, aceptaremos que las escuelas se conviertan en trincheras y es que para Trump y la Asociación Nacional del Rifle (56 millones de dólares de contribución para la campaña electoral a favor de Trump y contra Hillary) el negocio es redondo. Adictos totales al dinero y al poder.

Al referirnos a estos hechos y a otros seguimos dándonos las vueltas, nos resentimos de cualquiera que no use un lenguaje políticamente correcto y no podemos decir que Trump es un ignorante, grosero y desequilibrado, y tenemos miedo de que nos acusen de delito de odio si pensamos que Maduro (el chofer de Chávez) es tirano y dictador, es malhablado y de vocabulario no apto para el público en general.

Creímos que el tercer milenio, el siglo XXI sería una época de grandes avances (no de sanación completa) pero sí de más tolerancia. Antes había el destierro, luego se impuso el buen corazón y se lo prohibió, ahora con los ejemplos que tenemos en América, África, Europa y Asia deberíamos pensar en expulsar de la parcela humana a todos los que se enorgullecen de pisotear los Derechos Humanos, se cubren de títulos honoris causa y mientras te pisotean por abajo por arriba gritan viva los Derechos Humanos.

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