A un costado

AUTOR Freddy Rodríguez

Mientras escribo estas líneas, la suerte del “compadre lindo” y del Fiscal está en manos de la Asamblea Nacional. Luego del vergonzoso episodio de la amigable tertulia telefónica, y las no menos vergonzosas y nada convincentes explicaciones de los involucrados en el affaire, en donde mencionaron la necesidad de “bajarse al Fiscal” porque es “un miserable que no cumple con los acuerdos”, el Presidente de la República insinuó que, en aras de la dignidad del país, den “un paso al costado”, ya que no es justo que todos los días nos despertemos con la noticia sobre un nuevo escándalo. En esta semana, tras un par de sesiones confusas en la Asamblea, con mutuas acusaciones entre las diferentes bancadas de “hacerle el juego a Correa” o de “pactar con Moreno”, la Asamblea decidió que su presidente Serrano y el fiscal Baca comparezcan para explicar la conversación del primero con un prófugo de la justicia, y la manera poco ortodoxa en que el segundo habría obtenido el audio que dio origen a este nuevo episodio de la trama “el cartel de los sapos”. Sí, mientras ustedes leen este artículo, es muy probable que Serrano haya sido destituido de su cargo, y que el Fiscal esté a las puertas de un juicio político ya que, hasta este momento, ninguno de ellos ha tenido el mínimo de decencia que se espera de una persona en tan alto cargo, cuando es sorprendido en tamaña incorrección: presentar su renuncia y ofrecer disculpas por su mal proceder. Mientras tanto, otro de los esbirros de Correa, el impresentable Carlos Ochoa, fue destituido de sus funciones por el CPCCS transitorio, por las incorrecciones detectadas por la Contraloría mientras laboró en una estación televisora, cuyo capital mayoritario le pertenece al Estado. Tal parece que la decencia, durante los diez nefastos años de la “revolución ciudadana”, estuvo en permanente vacancia ya que, al ser descubiertos en sus tropelías, los involucrados se mostraron “altivos y soberanos” para zaherirnos con su cinismo. Hay algunos altos funcionarios, como la Canciller, por ejemplo, a quienes deberíamos ayudar a “dar un paso al costado”, si queremos que el cambio propuesto vaya más allá del estilo.