La famosa rendición de cuentas

Por: SHAKESPEARE ABARCA CÓRDOVA

Periódicamente con grandiosidad y rimbombancia, se hacen invitaciones y convocatorias por parte de funcionarios públicos, asambleístas, alcaldes, directores, etc., para realizar la denominada “rendición de cuentas” a fin de cumplir con lo establecido en la Ley Orgánica de Participación Ciudadana y Control Social, una práctica tan inoficiosa como lo fue el organismo transitoriamente reemplazado.

La famosa rendición de cuentas fue otro invento de Correa, en el afán no precisamente de dar cuentas, sino de maquillar y dar visos de legitimidad a todos los latrocinios que como se ha demostrado sucedieron en la década más vergonzosa que nuestro país ha vivido; hasta las cansinas, costosas y odiosas insultinas sabáticas eran llamadas rendición de cuentas por su desquiciado artífice, cuando para lo único que servían era para minimizar desafueros, sobredimensionar hasta lo más irrelevante de su gestión y descalificar y denigrar a sus opositores.

Toda medida o acción se mide por sus resultados, es eso justamente lo que deslegitima la tal rendición de cuentas, como se vienen realizando, pues funcionarios de toda laya y nivel periódicamente “cumplieron” con su pública rendición de cuentas, los responsables de sectores estratégicos, muy orondos y aplaudidos “rindieron cuentas”, ministros en distintos ramos como vialidad, educación, sus directores provinciales, asambleístas, alcaldes, etc., igualmente lo hicieron.

¿Cuáles han sido los resultados? Ocultos sobornos, sobreprecios, malversaciones, complicidad, asociación ilícita de unos y otros para perjudicar al Estado, obras mal hechas o incompletas, sino recordemos la historia del agua para Esmeraldas. Muchos de aquellos que rindieron lindas cuentas, hoy son prófugos o están presos, no obstante lo citado, todos en su momento arrancaron aplausos en sus “brillantes rendiciones de cuentas”.

Concordemos entonces amigos lectores en lo inoficiosas e inútiles que han sido estas rendiciones de cuentas de la manera en que están concebidas, su principal objetivo ha sido y sigue siendo ser un baño de popularidad para el que las realiza; pues resulta evidente que quienes de esta manera dan cuentas en esta especie de monólogos, únicamente refieren lo que les interesa y conviene a su imagen, lo demás es minimizado o sencillamente soslayado.

Es hora de que esto cambie, un examen de cuentas se debe dar ante alguien que evalué, interpele, exija aclaraciones y respuestas; de lo contrario las conocidas rendiciones de cuentas, no pasan de ser simples informes de actividades que solo hacen bien al ego de quien los presenta. Lenín Moreno ha sido más realista y mesurado al respecto, en sus enlaces radio-televisivos semanales él habla de mensaje e informe presidencial, como modestamente debería hacerse.

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