Fantasmagorías

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Física o intelectualmente fantasmales. Más de un mes, he visto correr el agua (desde más arriba) por la calle sin que esa misma agua fuera capaz de llegar a las tuberías de mi casa. No existe Policía, ni salud, ni Municipio (peor Estado) para los fines concreto. Eso sí, son omnipresentes y omnipotentes para cobrar planillas trucadas o con “errores de buena fe”. Siempre la palabra fantasma hacía pensar en algo inexplicable, malévola y aterrador. Solo Gasparín nos aliviaba el alma. Pero él, Gasparín, era el único. De los otros no sé qué decir, nos asustan demasiado.

Oigo hablar de “espíritu de Montecristi” y se me pone la piel de gallina. Por necesidad cultural hoy llamémoslo por conciencia social y bajo la influencia judeo-greco romana (la Pacha Mama conciencial reaparece hace muy poco o sale del hasta entonces cerrado y algo críptico círculo indigenista). Siempre me imaginé a los espíritus -esas sombras etruscas y las flamígeras alas de nuestro maestro nacional Mideros-, como corporización de lo inexplicable, noble y grandioso.

Pocos reconocimos, en esos momentos el fantasma aterrador de las palabras, desprovisto de su sentido legítimo, estrujando corazones, expulsando la esperanza de nuestra vida. Pocos pudimos ver al fantasma camuflado de Correa, sardónicamente sonriente, enviando a sus huestes –“somos más, muchísimos más” – a enfrentar y apalear a todo cuanto no lo idolizaba. Justicia, tolerancia, honradez, decencia, respeto todo convertido en fantasma y miedo. Felizmente se encienden las luces y esas burbujas alucinógenas se estrellan a la vista de todos y muestra la materia prima subyacente: mentiras, propagandas, persecución selectiva, robo y escándalos hasta decir basta.

No basta la visión clara, la denuncia veraz, necesitamos acciones concretas. Las autoridades tienen que mostrarse en actos ejecutivos convenientes, la población exige. Díganos en qué quedó el caso de la cámara escondida en la Presidencia, señor Presidente, derogue esos decretos mañosos e inconstitucionales, esos reglamentos tramposos, deje que sus funcionarios hablen, quíteles la mordaza que su antecesor les impuso. Haga algo que el pueblo le agradezca.

[email protected]