Malvinas argentinas

Rodrigo Santillàn Peralbo

El Tratado de Tlatelolco que entró en vigencia el 25 de abril de 1969, declaró a Latinoamérica y el Caribe, libre de armas nucleares y estableció la desnuclearización de la región. La II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños –Celac– declaró a América Latina y el Caribe como Zona de Paz “basada en el respeto de los principios y normas del Derecho Internacional”.

En consecuencia, las Malvinas, que por derecho y por historia son argentinas y latinoamericanas, no deben ser un territorio colonial de Inglaterra que lo ha convertido en el espacio más militarizado del subcontinente, dotado de tropas y armamento sofisticado y que, además, podría ser convertida en una base militar de la OTAN que posee armas nucleares.

América Latina debería rechazar, categóricamente, que una parte de su territorio continúe en calidad de colonia de Gran Bretaña o Reino Unido, y tampoco permitir que el uso de la fuerza determine la posesión de un territorio porque viola las normas del Derecho Internacional. Es imperativo que Argentina recupere la soberanía de las Islas Malvinas, Sanduches del Sur y Georgias, naturalmente, por la vía diplomática y de manera pacífica, mucho más después del Brexit, que dejaría a la población malvinense en indefensión económica y política.

Ya han pasado 38 años de la guerra de las Malvinas que duró 74 días y que ganó el Reino Unido con la eficaz ayuda de Estados Unidos, y con el uso de armas muy superiores a las argentinas. En esa guerra murieron 649 asoldados argentinos que fueron sepultados en el cementerio Darwin de las Malvinas bajo la leyenda “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

Si América Latina es zona de paz, también debería ser zona sin colonias de potencias europeas y con pleno ejercicio de la soberanía.

[email protected]