Arqueología: Vestigios hallados en Los Ríos recuerdan a las urnas funerarias

Detalles. Estas vasijas eran utilizadas por diferentes estratos sociales.
Detalles. Estas vasijas eran utilizadas por diferentes estratos sociales.

Recién se encontraron vasijas de barro en el anillo vial de Quevedo. Las usaban para sepultar a sus muertos.

Redacción LOS RÍOS

El reciente descubrimiento arqueológico de seis vasijas de barro en el anillo vial de Quevedo, en Los Ríos, permite recordar nuevamente el momento en el que las culturas precolombinas las utilizaban. Estas piezas datan de 900 a 1.000 años de antigüedad.

De acuerdo con la historiadora Margarita Alcívar, los recipientes encontrados son iguales a los que las culturas Chachis (Colombia) y Milagro-Quevedo empleaban para los funerales durante su asentamiento en Los Ríos, Guayas, Manabí, El Oro y Pichincha.

Para poder comprender esta parte, la experta se remontó a la historia y recordó que a partir de los años 300 hasta los 1.500 después de Cristo estas vasijas eran utilizadas por diferentes estratos sociales.

‘TESORO’. En el museo de Quevedo existen vasijas desde hace 900 años hasta 1.500 años después de Cristo.
‘TESORO’. En el museo de Quevedo existen vasijas desde hace 900 años hasta 1.500 años después de Cristo.

Y es que en ese entonces se las colocaba en columnas denominándolas tolas (montículo de tierra). “Ahí iba el cadáver para conservar sus restos, la ropa, la comida y hasta sus tesoros, siendo esa su forma de sepultar a sus muertos”, enfatiza la guía.

No solo en Quevedo se han encontrado la urnas funerarias en excavaciones, sino también en Babahoyo, donde aún la comunidad La Victoria las conserva como una reliquia.

Historia. Ancestralmente se les enterraban a los muertos ene stas vasijas con comida.
Historia. Ancestralmente se les enterraban a los muertos ene stas vasijas con comida.

Parte de un culto
Los sepelios funerarios en las tolas se convirtieron en una tradición y costumbre que se hacían a través de cultos en los años 900. Además, los tiros de enterramiento eran un completo espectáculo como parte del culto que se rendía a los ancestros

EL DATO
Para ver la antigüedad de las vasijas encontradas en el anillo vial se debe hacer la prueba del carbono 14.Para conocer un poco más sobre las costumbres de los antepasados de las culturas que se asentaron en territorio riosense, vale destacar -dice Alcívar- que las urnas eran construidas en barro por los hombres de Milagro-Quevedo, quienes empezaron formándolas para almacenar sus productos y con los años vieron la necesidad de sepultar ahí a sus cadáveres.

Una de las particularidades que tienen las vasijas funerarias es que son mucho más gruesas y de grandes tamaños, que hasta se las fabricaba de forma cóncava, es decir ovaladas, y cuando se transformaban en tolas pasaban a ser en forma de tubo.

EL DATO
De 4 a 5 m de altura alcanzaban las urnas. De esa manera se distinguía la importancia y el poder económico del sepultado. En la actualidad se conoce que la costumbre de levantar montículos y enterrar a los muertos a grandes metros de profundidad formaba parte de los ritos fúnebres propios de esta civilización, lo cual fue una adaptación a las condiciones climáticas para enfrentar a las inundaciones periódicas.

Y aunque hoy en día la práctica ha cambiado, existe una canción que perdura y recuerda esta tradición, uno de sus versos dice: “Yo quiero que a mí me entierren, como a mis antepasados, en el vientre oscuro y fresco, de una vasija de barro”. (MZA)