Síndrome de Down: estimulación temprana y apoyo sicológico, puntos fundamentales para una verdadera inclusión

CONDICIÓN. La atención temprana ayuda a crear bases para que los niños sean incluidos en la educación regular.
CONDICIÓN. La atención temprana ayuda a crear bases para que los niños sean incluidos en la educación regular.

Hoy es el Día Mundial de esta condición. El centro Aprendiendo a Vivir brinda apoyo e integración.

Entre juegos, sonidos y palabras que salen de las diferentes aulas se desarrolla la enseñanza a los niños con Síndrome de Down en el centro terapéutico Aprendiendo a Vivir de la fundación Reina de Quito.
Al edificio de tres pisos, ubicado al norte de la ciudad, llegan a diario 84 infantes de días de nacidos hasta cinco años por las mañanas. En la tarde van 26 menores de edad, jóvenes y adolescentes que estudian en establecimientos de educación regular, de los cuales Andrés Vallejo y Valeria Simbaña se graduarán de bachilleres en este año.

A este lugar van madres y padres con sus bebés, referidos por hospitales, fundaciones y médicos, a pedir información de la condición del Síndrome de Down o a integrarse para recibir la primera atención: la sicológica, que les permitirá superar en el menor tiempo posible la etapa de ‘duelo’ (término usado en la sicología), en el cual hay culpabilidad, emociones encontradas, temor e intentan saber el ‘por qué’.

Trabajo permanente
Una vez superada la etapa de duelo, los padres y sus hijos se incorporan a la atención temprana en la que además de la asistencia sicológica a los adultos, se incluye terapias de estimulación física que buscan el fortalecimiento de los músculos, el control de la cabeza y el tronco. Y es que según Sonia Hinostroza, directora operativa del centro terapéutico, una de las características propias de los niños con Síndrome de Down es que nacen con el tono muscular débil.

Los padres o las madres acomodan sus horarios de trabajo para acudir con sus hijos por dos horas, tres veces por semana, al sitio con la meta de conseguir la independencia y una buena comunicación. En esta etapa es común ver a los infantes en colchonetas o en pequeñas sillas con sus progenitores delante, al lado o atrás, aprendiendo y a la vez enseñando una y otra vez a sus hijos. Esta es una tarea diaria que no debe dejarse de hacer comenta Stalyn Alvear, quien acompaña a su pequeño Emilio de un año y 7 meses.

Una nueva etapa
Desde los 3 hasta los 5 años van al centro todos los días, de 08:00 a 12:30, ya sin la compañía de sus papás. Continúan con las terapias físicas y de lenguaje, el fortalecimiento de la motricidad fina y gruesa, la terapia ocupacional y se trabaja, sobre todo, en su autonomía e independencia, en sus hábitos de trabajo y en sus habilidades sociales.

EL DATO
El apoyo familiar, la aceptación, el amor y la unión ayuda a llevar de mejor manera el Síndrome de Down.Es la época en la que se pone énfasis en el lenguaje, comienzan a articular sus primeras palabras, pero para reforzar este aprendizaje cuentan con el método Espiral, en el cual a través de la interacción con una computadora aprenden sonidos, clasificaciones, estructura gramatical y más.

Lo que se hace en este ciclo les permite tener buenas herramientas para “ir a la inclusión” que, por cierto, es un tema que todavía constituye un desafío para las familias, porque no en todos los centros escolares se les acepta aún, comenta Hinostroza.

Sin embargo, añade, las instituciones que acogen a los niños con esta condición reciben el apoyo del centro con talleres, tutorías para los maestros y charlas para el resto de alumnos y sus padres, con el fin de lograr una verdadera aceptación y evitar el bullying del que aún son objeto algunos de ellos.

“La sociedad y la mentalidad es más abierta ahora. Vamos de a poco. A lo largo de los 20 años de vida del centro sí ha habido un cambio. Hay que seguir trabajando y conseguir que los chicos salgan con un bachillerato”, indica Hinostroza cuando se refiere a la inclusión, proceso que les permite un mejor desarrollo y aprendizaje. (CM)