Urge un baño de verdad

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Si bien es cierto que el presidente Moreno aún no despega hacia la reactivación económica nacional, ni toma urgentes decisiones para remozar su gabinete para imprimirle un nuevo rumbo al país, tratando de defender la “franquicia” del malsano socialismo del siglo XXI, hay que reconocer que ha abierto una puerta a la tolerancia y al respeto a la opinión ajena, que ha contribuido a ir revelando los enormes latrocinios y crasos errores que se cometieron en el régimen anterior.

Se espera que las cabezas de la Fiscalía General del Estado y del Consejo Nacional de la Judicatura respondan por sus forzadas actuaciones y cuestionados informes que favorecieron y validaron un estado de propaganda para ganar todas las elecciones y de persecución a quienes pensaban de manera distinta, manejando la voluntad de intimidados jueces y demás autoridades que pusieron al servicio de su írrito proyecto nacido del Consenso de Sao Paulo, maquinado por las mafias castristas y chavistas con protervos fines.

La Comisión Anticorrupción Nacional, que merece toda credibilidad, calculó en 35.800 millones de dólares lo hurtado por el correato, dinero del pueblo que difícilmente lo volveremos a ver. No obstante, pienso que, gracias a la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad y percibiendo (como lo percibe la enorme mayoría de ecuatorianos) que lo acaecido el 30 S fue, a todas luces, un invento de un dictadorzuelo, quien se valió de un motín policial para inventarse un golpe de Estado, que jamás existió, capricho malicioso que costó vidas humanas, enjuiciados, encarcelados, familias divididas y demás horrores que generó tamaña y monstruosa idea maquiavélica, para constituir un grave delito que le puede costar muy caro y que derrumbará lo que queda del castillo de naipes que creó.

Recordemos que a Al Capone no lo pudieron encarcelar por sus crímenes y robos. Lo hicieron por no pagar sus impuestos. El exceso de poder entontece. No hay dictadores que hayan terminado sus vidas de manera apacible y vivados por sus pueblos. Todo en esta vida, se paga. Y Moreno debe sacudirse de esa encrucijada que le fue legada, y aceptar que su franquicia terminó.

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