Ayer las víctimas se reencontraron con él a través de una pantalla. Buscan que su pena se incremente.
Las heridas causadas por el profesor que hace ocho años abusó de 41 niños en la Academia Aeronáutica Mayor Pedro Traversari (Aampetra), en Quito, se removieron ayer para las víctimas y sus familiares.
Sucedió en el Complejo Judicial Sur, de Quito, donde se instaló una nueva audiencia de juzgamiento contra José Luis Negrete, quien ya cumple una condena de 16 años en la cárcel de máxima seguridad de Latacunga, sentenciado por violación a estos menores que tenían entre 9 y 10 años cuando todo pasó.
Algunas de las víctimas, que ahora son adolescentes, y sus padres, volvieron a ver a través de una pantalla al sujeto que les hizo daño y que lucía el uniforme naranja que caracteriza a los reclusos de las penitenciarías del país.
En el grupo estaban alrededor de 20. Habían sido citados en calidad de testigos, tras una nueva denuncia presentada por violación contra este sujeto y con la que los afectados esperan que se incremente la pena para él.
Amparo Molina, quien se ha convertido en vocera de esta causa y cuya lucha permitió visibilizar uno de los mayores problemas del sistema educativo, no pudo contener las lágrimas. Se veía nerviosa, con ansiedad, por lo que no todo el tiempo pudo estar en la sala de audiencias.
Por su parte, Graciela, abuela de una de las menores ultrajadas por Negrete, fue la primera en rendir su testimonio. “No queremos que salga de la cárcel”, dijo, mientras los demás la rodearon de abrazos después de concluir su intervención.
EL DATO
El plantel, uno de los que mayor cantidad de estudiantes alberga en el sur de Quito, se encuentra intervenido por el Ministerio de Educación.Al cabo de una hora dejó la sala el rector de la Academia, Luis Naranjo, quien también había sido citado en calidad de testigo tanto por la Fiscalía como por los familiares. “Hable con mi abogado”, respondió al ser consultado sobre este proceso.
Walter Enríquez, el representante legal del plantel, aseveró que están dispuestos a colaborar con las investigaciones, pero subrayó que “las responsabilidades son personalísimas en este tipo de materia. Hay un sindicado… que tiene que responder por esos hechos”, remarcó. Sin embargo, las víctimas, instituciones como Unicef, el Ministerio de Educación y la Defensoría del Pueblo, siempre han visto un nivel de responsabilidad en el colegio.
Detalles
Al lugar llegaron, además, Gabrielle Esteban y Cristina Arboleda, del colectivo Sentimos Diverso, que da apoyo a estas familias. Ambas esperan que, de darse una nueva sentencia, se establezca alguna responsabilidad del colegio.
Se respaldan en el informe que en febrero pasado emitió la Comisión Ocasional de la Asamblea que da seguimiento a la violencia sexual en el ámbito educativo y que lleva las siglas Aampetra.
En el documento se menciona que “las autoridades de la institución educativa una vez que tuvieron conocimiento de los hechos de violencia no denunciaron dentro de las 24 horas siguientes ante la Fiscalía y las autoridades administrativas del Ministerio de Educación”.
16
años de cárcel por violación y 7 años por atentado al pudor es la pena que actualmente afronta José Luis Negrete.Además, que “no contribuyeron para la investigación y, una vez dictada la sentencia, aplicaron maniobras dilatorias para retardar que esta quede ejecutoriada” y que “no establecieron medidas de protección inmediatas en favor de las víctimas”.
Enríquez, sin embargo, aseguró que en el plantel se han establecido protocolos para prevenir estos hechos y que están cumpliendo con las disposiciones dadas por las autoridades educativas. “Está avanzando en todos los campos”, afirmó.
La diligencia se dio de manera reservada en el Tribunal de Garantías Penales. Las víctimas cuentan con el apoyo de la Fiscalía y la Defensoría Pública. (RVD)
El delito
° Este proceso tiene como antecedente los hechos ocurridos en el ciclo lectivo 2010-2011 en la escuela Aampetra, ubicada en Chillogallo, en el sur de Quito, donde el profesor José Luis Negrete Arias, aprovechando su poder sobre los niños, durante sus horas de clases en el interior del aula, ejerció sobre ellos actos que van desde el maltrato, la agresión física y sicológica y agresión sexual.
Esto se realizó a través de intimidación y alteración de notas para obtener placer sexual, actos que han dejado a los menores afectaciones físicas y sicológicas.