Matar, huir y culpar

Pablo Izquierdo Pinos

Con un promedio de 30.000 siniestros de tránsito y casi 3.000 muertos anuales, el Ecuador ocupa los primeros lugares en mortalidad por accidentes de tránsito en América Latina. Y a este ritmo encabezaremos la lista. La Agencia Nacional de Tránsito (ANT) señala que entre enero y febrero de 2018 se registraron 4.035 siniestros, en los que 347 personas lamentablemente perdieron la vida.

El recuento solo incluye las muertes en el sitio, no toma en cuenta a quienes fallecieron después. ¿Esto es normal?, ¿Siempre será así?, ¿Cambiaremos esta realidad?, ¿Quién es el verdadero responsable?

Se supone que tenemos normativa, una infraestructura vial adecuada que evitaría estos sucesos, es cierto, pero siempre es la trillada “impericia” del conductor a quien se le termina echando todas las culpas. En una semana 30 muertos. Mejor: si es venezolano, refugiado sin papeles, que obtuvo apenas la licencia y que huyó con el ayudante.

Argumento perfecto para recién “evaluar de manera inmediata a todos los conductores profesionales de los cerca de 12.000 buses de transporte inter o intraprovincial”. Hasta el próximo accidente, donde también buscaremos la culpa en el otro, o en los mismos.

Un bus que no tenía GPS ni marcador de velocidad y peor cámaras conectadas al sistema Ecu 911, muestra (1) que el transporte terrestre está a su suerte y (2) una larga ruta de irregularidades administrativas y de falta de fiscalización y control de los entes reguladores pertinentes. Movilizar a la Policía y al Ministerio del Interior para capturar al “homicida culposo”, sin que a los verdaderos responsables se les mueva un pelo, da vergüenza ajena.

Si el próximo feriado por desgracia tenemos otro fatal “accidente”, no nos extrañemos que el ministerio de Transporte, además de culpabilizar al conductor por “impericia”, bien orondos, busquen la causa en la fatalidad o el infortunio. Es decir que mientras ellos cargan todas las culpas a los choferes “imprudentes”, sería bueno también que (alguien) el Gobierno evalúe a las autoridades que justo fueron nombradas para evitar estas tragedias y no para actuar después.

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