Ilusiones ópticas

POR: Manuel Báez R.

En círculos populares ya suenan nombres de ilusión política. Nos estamos acercando al primer año de gobierno de Lenín Moreno Garcés y no alcanzamos a divisar ningún cambio de timón que se anunció desde la asunción al poder, más parece que seguimos cantando la misma tonada anterior, será talvez porque es imposible irse afectando simultáneamente por una revolución de la energía, una revolución de la tecnología, una revolución de la vida familiar. Hasta una revolución mundial en el campo de las comunicaciones, sin enfrentarse también -tarde o temprano- a una potencialmente explosiva revolución política que sería lo único que falta, porque el compás, olor y sabor son los mismos. No hay cambio.

Entonces nos enfrentamos una vez más a la necesidad de inventar nuevas herramientas políticas para lograr el objetivo deseado, porque parece que se tiene el sueño de Aureliano Buendía que se murió haciendo pescaditos de oro.

No queremos que el pueblo exprese repulsión o desprecio hacia sus dirigentes y funcionarios gubernamentales. Se está notando que el sistema político, que debería servir de rueda de timón o estabilizador en una sociedad zarandeada por el cambio, está utilizado, desconectado, fuera de control, por la reacción que en su momento aplican los correístas que todavía están dentro de la cúpula.

No estoy diciendo que estas previsiones vayan necesariamente a materializarse. Podrían resultar demasiado disparatadas. Pero, sí debemos suponer, que surgirán en efecto otras dramáticas crisis más peligrosas aún que las pasadas, y debemos afrontar el hecho de que nuestra actual colección de dirigentes se encuentran grotescamente carentes de preparación para resolver especialmente en caso de grandes proporciones como de Venezuela, por ejemplo. Esto nos demuestra que debemos estar atentos ante peligrosas ilusiones políticas.