Secuestrados de El Comercio: Paúl Rivas, el retratista de seres humanos

IMAGEN. La casa de Paúl Rivas es un espacio de culto a la fotografía. Su familia recibió a La Hora la mañana de ayer.
IMAGEN. La casa de Paúl Rivas es un espacio de culto a la fotografía. Su familia recibió a La Hora la mañana de ayer.
IMAGEN. La casa de Paúl Rivas es un espacio de culto a la fotografía. Su familia recibió a La Hora la mañana de ayer.
IMAGEN. La casa de Paúl Rivas es un espacio de culto a la fotografía. Su familia recibió a La Hora la mañana de ayer.

Las personas más importantes en su vida arman su afable perfil. Es uno de los secuestrados en la frontera.

Doña Guadalupe Bravo piensa que la pasión por la fotografía que tiene su hijo fue un amor heredado. Paúl Rivas ayudó desde pequeño en los procesos de revelado de su padre: el cuarto oscuro, los rollos, las máquinas ampliadora y abrillantadora, los líquidos. Él es uno de los tres secuestrados por grupos irregulares en la frontera con Colombia.

Paúl estudió publicidad, pero su vida han sido las imágenes y por eso desarrolló su carrera como fotorreportero en diario El Comercio. “Hizo una maestría en Madrid y sus fotorreportajes son excelentes. Prácticamente, él lleva en la sangre los recuerdos del padre. Por eso no le ha importado si hay sol o lluvia, si es de noche o de día, siempre ha estado en la fotografía; le ha gustado siempre ser humanista y ver las cosas reales en la imagen”, dice Bravo, la madre de Paúl.

En las vitrinas del cuarto, como en un museo, se pueden ver las cámaras análogas que él y su padre usaron alguna vez. En el pasillo, una fotografía en blanco y negro de él en el estadio, con tan solo 6 años, vistiendo el uniforme de Liga de Quito.

De los géneros fotográficos, al igual que Vincent van Gogh en la pintura, el que prefiere Paúl Rivas es el retrato. “Siente que un retrato bien hecho, que te transmite la fuerza y la personalidad del retratado, hace que de un modo u otro puedas colocarte en su lugar”, dice Yadira Aguagallo, su pareja, al explicar cómo en sus trabajos sobre desaparecidos logró mostrar la consternación de los familiares y cómo en los retratos de los habitantes del volcán Tungurahua apeló a la idea del hogar para explicar por qué la gente no dejaría sus tierras.

La vida
Yadira y Paúl se conocieron en 2010, cubriendo una iniciativa del correísmo en el parque nacional Yasuní. Cuatro años después, empezaron a salir y Paúl le mostró fotografías que en esa lejana cobertura en la selva él le había tomado. Yadira lo define como una persona de detalles, extremadamente observadora.

En uno de sus primeros paseos como novios, en el Quilotoa, ella le confesó que en sus tres décadas de vida nunca había acampado. La forma que encontró Paúl para celebrarle el cumpleaños siguiente fue llevarle de acampada, con un pastel guardado en la maleta.

EL DATO
Rivas cumplirá 46 años el 25 de este mes. En estos duros momentos, en que Paúl es rehén de una agrupación criminal, evocar esa personalidad alegre y pragmática es una fuerza que su hija, Alejandra, ha encontrado para resistir. “Creo que nadie se imagina estar viviendo lo que ahora vivimos, son golpes que te llegan de repente. Como familia, nos mantenemos fuertes, unidos, y estamos así por él, no es algo fácil mantener esa fortaleza, ni levantarse al siguiente día y seguir en la lucha”. Alejandra está convencida de que en estos momentos Paúl no está preocupado por él, sino por ellos.

El fotorreportero de La Hora Garel Benalcázar piensa que la palabra que define a Paúl es ‘generosidad’, por su capacidad de entrega a los demás. Y tanto doña Guadalupe, como Yadira y Alejandra saben que la frase que define a Paúl es “que siempre está”. “Puede pasar lo que sea pero siempre va a estar, cuando yo tenía mis etapas de rebeldía él siempre estaba”, dice Alejandra.

9
días de la desaparición se cumplen hoy.Cuando Yadira sale junto a su padre, después de acompañarle a sus citas médicas, Paúl aparece sin haber sido llamado, parqueado y listo para llevarlos de vuelta a casa y hacerle jugar 40 a su suegro, porque “siempre está”. “Hace unos meses mi mamá se fracturó el pie y él fue el primero que llegó al hospital, estaba de turno pero fue”, dice Yadira. “Eso te marca, él con palabras tal vez no puede explicar muchas cosas, pero son esas acciones las que te hacen confiar que él está a tu lado”.

Cuestión de fuerza
Alejandra, que conversa con una actitud llena de fortaleza y dignidad, cree que “toda la vida es una anécdota” con su padre. Es vibrante en su memoria la ocasión en que fueron a tomar fotos juntos. “Él estaba feliz con sus cámaras, cambiando los lentes, me enseñaba cómo manejar la luz, el contraste, fue un momento donde compartirnos su pasión. Me gustó cómo él quería enseñarme que en las fotos se reflejaran las personas, lo que sienten y demuestran ese instante”.

En este punto, doña Guadalupe no puede evitar quebrarse al evocar a su hijo. “Ha sido demasiado buen hijo, su consideración es absoluta con todos, trata de arreglar siempre las cosas y es muy comprensivo”, dice y sostiene el retrato de Paúl, el retratista. (MMD)

FRASES

Puede pasar lo que sea pero siempre va a estar, cuando yo tenía mis etapas de rebeldía él siempre estaba”. Alejandra, Hija del fotoreportero
Siente que un retrato bien hecho, que te transmite la fuerza y la personalidad del retratado, hace que de un modo u otro puedas colocarte en su lugar”. Yadira Aguagallo, Pareja de Pául