RICARDO VERA CALDERÓN
Un trol es una persona que en redes sociales publica contenido sarcástico, incendiario, o polémico intentando trastornar la comunicación de su entorno. Es típico que para el efecto utilicen un perfil ficticio, teniendo un comportamiento predecible que oscila entre lo sarcástico y lo digitalmente violento.
Ecuador cuenta con al menos una decena de millones de cuentas de Facebook, por lo que actualmente es típico el uso del anonimato para desprestigiar la honra de las personas. En lo político es donde más se han desarrollado los trolls. Es muy fácil crear un ejército de cuentas falsas y empezar a realizar denuncias contra un sujeto, muchas de las cuales son escándalos, teniendo el denominador común de que sus contenidos no se basan en argumentos sólidos, sino solo en la especulación. Sus efectos son inmediatos, ya que los contenidos se viralizan, enviando al infierno a la víctima en cuestión de horas.
Los trolls se encuentran en una zona de confort en nuestro medio. El COIP sanciona con cárcel de 15 a 30 días a la persona que, por cualquier medio, profiera expresiones en descrédito o deshonra en contra de otra. Sin embargo al no identificar quien es la persona responsable, es poco aplicable esta normativa. El proyecto de Ley que regula los actos de discriminación y odio en redes sociales que presentó Rafael Correa un día antes de salir del poder, no ha sido aprobado por la Asamblea. Entonces debe prevalecer la responsabilidad del internauta sensato, lo que implica no compartir información de cuentas dudosas, ya que además compartir contenido difamatorio, podría tener implicaciones legales, así no sea el autor.
No hay que ser indiferentes con este tema. Algún rato podemos ser las víctimas, y les garantizo que el efecto negativo es irreversible.