La estructura del poder no cambia

POR: Manuel Báez R.

El gobierno representativo de Lenín Moreno debe permanecer muy lejos de dinastías hereditarias, creando empeño con la herramienta más adecuada que es el diálogo. Ahí pensamos que se abrían los canales de comunicación entre las capas superiores y las inferiores de la sociedad, porque parecía que proporcionaba en tener que estar dos características o corrientes que podrían reconciliarse pacíficamente y así construye un humanizado paso adelante en la historia ecuatoriana, pero jamás llega a ser controlado por el pueblo, porque en ninguna parte ha modificado realmente la estructura del poder subyacente de ingrata recordación que es el correísmo. Esto no es como el petróleo, que, una vez puesto en marcha, nunca deja de funcionar. Durante 24 horas al día, el petróleo fluye por sus tubos, cañerías y cámaras.

Lo que parece que pasa es que la mera solución de personas realmente hace crear nuevos problemas para el Gobierno que tiene la misma estructura anterior y por eso estamos donde estamos.

Recordemos lo que el correísmo trató de enseñarnos: un concepto extraño de democracia como definición teórica; el pueblo ecuatoriano no está dispuesto a seguir con esta cantaleta, lo que quiere es acciones concretas que vayan en beneficio propio, lo demás es fantasía.

De hecho no vemos cambios de estilo ni decisiones diferentes que puedan darnos las pautas de construir un esquema gubernamental positivo, lejos de seguir como pseudos representativos de épocas pasadas.

De las estructuras políticas anteriores no debemos acordarnos, porque cada vez van quedándose como anticuadas y muy malignas cuyos daños estamos viviendo hoy en día.

Ojalá algún organismo se ponga al frente para perseguir al culpable de tanto mal ocasionado al pueblo ecuatoriano. Una vez establecida la responsabilidad, que la ley le caiga con todo el peso que merece.