Inequidad

RICARDO VERA CALDERÓN

En países subdesarrollados es típico que se marquen diferencias en la calidad de vida de pocas urbes, con relación a las otras ciudades donde hay muchas necesidades básicas insatisfechas. Ecuador no es la excepción, puesto que Quito y Guayaquil reciben gran cantidad de obras del Gobierno Central, de forma directa o a través de financiamiento a favor de esos Municipios.

Esta situación no se da por casualidad. Si revisamos los datos de recaudación del SRI en 2017, del total de monto recaudado, que fue de 9 mil millones de dólares, Quito pagó el 60%, y Guayaquil el 34%. Bajo este escenario se justifica a simple vista la gran inversión estatal en esas dos ciudades. Así pues, se puede resaltar que en Quito se financiaron 6 mega soluciones viales: La Collas, El Arbolito, Ruta Viva, solución vial perimetral Quito, la prolongación de la Av. Simón Bolívar, y el Metro, todas con un financiamiento de 2,295 millones de dólares. Más de 15 años de presupuesto de nuestro cantón, solo en vías para Quito. Ni mencionar entonces lo que hace el Gobierno Central por Guayaquil.

Hasta ahí no hay problema. El problema aparece cuando notamos que Quito y Guayaquil no producen lo que contribuyen, por lo que su retribución es inequitativa e injusta, ya que miles de empresas manufacturan o comercializan en otro lugar, pero como tienen la matriz en esas urbes, hacen su contribución ahí, a pesar que utilizaron el territorio, las carreteras, la infraestructura, y arrojaron sus desechos en los cantones pequeños donde se asentaron para generar su riqueza.

Mientras tanto la vía más importante del Ecuador, que es la Santo Domingo – Quevedo, que espere nomás y que siga sumando día a día la lista de muertos. La inequidad se la nota a simple vista, y las víctimas somos muchos.

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