León Febres- Cordero

AUTOR Carlos Arellano

El periodo presidencial de León Febres-Cordero es recordado como un régimen represivo, que violentó derechos humanos, instaurando un Estado de propaganda, acuñando la recordada frase «Otra obra de León», que le permitió posteriormente ocupar la Alcaldía de Guayaquil.

Durante 1985, el naciente grupo subversivo «Alfaro Vive Carajo (AVC)» ganó relevancia en el país luego de secuestrar al banquero Nahín Isaías; fue el propio expresidente quien dirigió el operativo de rescate de la víctima que terminó con la muerte del secuestrado y sus secuestradores en condiciones muy cuestionadas.

Desde aquel día, el Estado instauró una persecución sangrienta contra los integrantes de AVC. El escuadrón volante, formado durante la presidencia de Febres-Cordero, buscó combatir la delincuencia y la subversión del recién formado grupo terrorista; el «escuadrón de la muerte» registró una serie de abusos, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, tortura, violencia sexual y detención arbitraria. Inclusive una permanente y atroz persecución a los opositores políticos de la época.

La Comisión de la Verdad que investigó los crímenes de Estado cometidos entre 1984 y 2008, consideró como crímenes de lesa humanidad a los abusos cometidos bajo el gobierno de Febres-Cordero. En este periodo se registraron 32 ejecuciones extrajudiciales, 12 atentados, 9 desapariciones forzadas, 214 privaciones ilegales de la libertad, 275 víctimas de tortura y 72 hechos de violencia sexual. El 55,1 % de los casos de abuso y violación a los derechos humanos ocurrieron en la presidencia de León Febres-Cordero.

Los casos más recordados son las desapariciones de los hermanos Santiago y Andrés Restrepo-Arismendy, detenidos, torturados y asesinados; al igual que la detención de la profesora y activista social Consuelo Benavides, torturada, secuestrada y asesinada.

Poco hemos aprendido de nuestra historia y dolor, hoy, a raíz de los últimos acontecimientos suscitados en la frontera colombo-ecuatoriana, se añora a Febres-Cordero; hoy, hay quienes desean un líder que gobierne con la sangre entre sus manos, un sucesor de León Febres-Cordero. Hay muertos que jamás deberán resucitar.