Estallido silencioso de un explosivo

POR: Germánico Solis

Este último domingo y en las primeras horas de la noche, se regó como pólvora la supuesta presencia de una bomba detonante en el Hospital San Vicente de Paúl de Ibarra. La desagradable novedad la conoció la ciudad, el país y el mundo en instantes, fueron las redes sociales las que hicieron posible estar al tanto de este hecho.

Los vecinos a la casa, alarmados por la presencia de ambulancias, vehículos policiales y otros estamentos, desconociendo lo que ocurría, observaban sobresaltados la evacuación de los enfermos hacia las esquinas, y que luego hasta el Coliseo Luis Leoro Franco.

Para evitar consecuencias el tránsito fue restringido y el acordonamiento por parte de miembros especializados de la Policía y el Ejército advertían un suceso penoso. Los rumores aseguraban la gravedad del evento, mientras que otros asociaban la autoría del potencial atentado a los narcoterroristas de la frontera, y otros, a intereses políticos y administrativos del gobierno.

Cual sea la verdad el episodio no es común en nuestra ciudad. Las averiguaciones sobre el estado de los ibarreños fue preocupación de familiares y amigos, los celulares y otros medios pedían con urgencia tener datos confiables. Muchas referencias hacían conocer supuestas disposiciones que los enfermos sean trasladados a otras clínicas y hospitales. Las ambulancias entraban y salían del hospital.

El episodio deja serias preocupaciones y lecturas de las complicaciones que conllevan estas ominosas advertencias, haciendo avizorar la dimensión y consecuencias de una fatalidad. Ninguna autoridad local ni nacional dio oportunamente una versión oficial sobre el hecho, suceso que desorienta y permite a los siniestros actores valerse de la intimidación y miedo para someter a la población al desconcierto, mentalizando que la amenaza no es un juego. Hay cargos públicos que deben cumplirse las 24 horas, pero ante la última indefensión, la gente cree que esas funciones se cumplieron bien, dejando la ciudad abandonada para festejar en cualquier lugar un feriado no previsto. La bomba esta vez ha explotado en la psiquis de la población, mientras llegue la verdad de esta condenable ocurrencia.