Más allá del correísmo y del anticorreísmo

Salvatore Foti

Ha pasado un año desde que Correa dejó la Presidencia y, sin embargo, el país sigue manejándose sobre posturas correístas y anticorreístas. Ni Moreno ni los otros protagonistas de la política nacional juntos han tenido la imaginación y la capacidad de ir más allá y hacer obra tangible.

El país sigue paralizado frente a riñas personales y a una lucha sin cuartel por el poder que solo nos distraen de los problemas que necesitan soluciones inmediatas y trascendentales: la crisis económica, el terrorismo, migración, inseguridad y el desplazamiento de muchos ecuatorianos que en la provincia de Esmeraldas ya no se sienten seguros.

Todo esto es seguramente más importante que las riñas políticas. Sin embargo, el país sigue polarizado en estas posturas tan dañinas y autolesivas. Es el momento de que protagonistas nuevos se preparen para satisfacer la falta de liderazgo que el país demanda y logre proyectarse fuera de estas seudo estrategias que están contemplando, especialmente por el lado morenista, a objetivos de corto plazo.

Parecería que no quisieran planificar para los cuatro años que debería durar un mandato presidencial. Quién sabe si inclusive nos tienen sorpresas guardadas. Las encuestas ya no son muy favorables, como lo fueron en un inicio, al actual Ejecutivo, mientras que Correa y la derecha siguen contando con sus votos duros que podrán medirse objetivamente en las elecciones a las alcaldías de 2019.

Muchos esperaban y esperan todavía más obras y respuestas del Ejecutivo. Si a esto añadimos que la comunicación oficialista es bastante carente de ideas e imaginación con respecto a las anteriores administraciones de la Secom, podríamos deducir que la percepción sobre el desempeño del Gobierno está destinada a caer más aún, salvo, esperemos, éxitos inesperados relativos al tema de la captura’ Guacho’ o de la liberación de los dos rehenes que siguen en sus manos y la restitución incondicional de los cuerpos de Paul, Javier y Efraín.

Para lograr todo esto habrá que hablar menos de correísmo y anticorreísmo y empezar a hacer más, mucho más.

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