Padres piden justicia, su hijo murió en la cárcel de Latacunga

ARCHIVO. En los pasillos de la cárcel existen cámaras de seguridad, pero en las celdas no, por respeto a la privacidad de los reos. En el caso del joven fallecido, una cámara lo captó ingresando a su celda con total normalidad.
ARCHIVO. En los pasillos de la cárcel existen cámaras de seguridad, pero en las celdas no, por respeto a la privacidad de los reos. En el caso del joven fallecido, una cámara lo captó ingresando a su celda con total normalidad.

“Mamita, gracias. Dios le pague, te amo mucho. Te llamo más tarde”. Esas fueron las últimas palabras que Ana Armas escuchó de su hijo, Richard Echeverría, preso en la cárcel de Latacunga. Era el domingo primero de abril y le llamó a las 16:30 para pedirle que le depositara 6 dólares para poder comprar en el ‘economato’.

El ‘economato’ es el pequeño comisariato en el que los presos de la cárcel de Latacunga –los que tienen dinero– pueden hacer sus compras. Los familiares hacen el depósito en una cuenta y ellos van luego a hacer sus pedidos de alimentos.

Ese mismo día, en la mañana, Richard Echeverría recibió la visita de sus padres. Ellos aseguran que estaba bien de salud y que contó que ya no le daban tantos ataques de epilepsia, mal diagnosticado cinco años atrás. El día siguiente, el quiteño de 29 años amaneció muerto en su celda.

Echeverría fue condenado por tráfico de drogas. La sentencia fue a tres años y cuatro meses de prisión. Llevaba un año y, tras cumplir el 30% de la pena y por su condición de salud, sus padres habían iniciado el trámite para obtener su libertad condicional, con uso de ‘grillete electrónico’.

Un hecho que aún nadie ha podido explicar frustró este sueño de libertad. Los dos compañeros de Echeverría declararon ante la Fiscalía que el joven se acostó a las 20:00, que no escucharon ni vieron nada raro durante la madrugada y que se dieron cuenta de todo recién por la mañana, cuando el guía llegó para tomar lista en la celda 20 de la etapa de mediana seguridad.

40
meses fue la pena de Echeverría; había cumplido un año tras las rejas. “Nadie, por ningún motivo, tiene derecho a quitarle la vida a otra persona”, dice la madre de Echeverría. Ni Leoncio, el padre de Richard, ni ella niegan que su hijo tenía adicción a las drogas, sabían que requería ayuda. Ayuda que, aseguran, al interior de la cárcel no existe. Un día su hijo les contó que en la cárcel se apuesta en droga, en gramos de cocaína.

El proceso
La encargada de darles la noticia, vía telefónica, fue la fiscal de turno, Maricela Yánez, quien acudió a la cárcel para el levantamiento del cadáver. Inicialmente, se estableció que el interno falleció sin lesión visible. Sin embargo, la posición de su cuerpo, las declaraciones de sus compañeros y el video donde se observa que el interno ingresa caminando, generaron dudas en la fiscal y pidió una autopsia. Y ahí cambiaron las cosas, porque se determinó que la muerte no fue natural, sino de asfixia por estrangulación.

EL DATO
Los presuntos asesinos de Richard Echeverría cumplen una condena por peculado.Yánez solicitó la prisión preventiva para los dos reos, ya que, de cumplir su condena, podrían salir en libertad y se podría perder su rastro. En la audiencia de formulación de cargos se dio paso a la instrucción fiscal, lo cual ocurrió el 2 de abril.

Entonces, el caso pasó a la fiscal de la Unidad de Personas y Garantías Mercedes Molina. Este medio intentó hablar con ella, pero está con licencia.
Yánez explicó que el 2 de mayo se cerró la instrucción y se envío la solicitud para realizar la audiencia preparatoria de juicio y la emisión de dictamen.

El padre de la víctima aseguró que presentó la acusación particular en que solicitan la pena máxima para los implicados y una indemnización de parte del Estado por 500.000 dólares.

“Sé que nada me va a devolver la vida de mi hijo, pero no vamos a permitir que su muerte se quede sin castigo”, aseguró, en cambio, su madre Ana Armas. (VHG)

Descuidos y versiones oficiales
° Ana Armas asegura que su hijo recibía amenazas constantes y que por eso solicitó en tres ocasiones que le cambiaran de celda, pero su pedido no fue escuchado.

La directora de la cárcel, María José Morales, dijo que apenas se percataron de lo sucedido, informaron a las autoridades. Explicó que siempre cuentan con un sistema de videovigilancia en los pasillos, pero en las celdas no, porque deben respetar la privacidad de los reos.

Agregó que los dos internos que están implicados fueron trasladados al área de máxima seguridad, mientras se realiza el proceso judicial.

Y respondió que hay un grupo de narcóticos anónimos (NA), pero todo depende de la voluntad de los internos. Además, que el Ministerio de Salud iniciará en ese reclusorio un plan piloto con la creación de una clínica para desintoxicar, inicialmente, a 100 presos.

No negó que haya droga, pero argumentó que todas las personas que ingresan pasan por estrictos controles de seguridad.