Marx y Latinoamérica

Jaime Durán Barba

La teoría de Carlos Marx era muy coherente y él era un hombre temperamental que reaccionaba mal cuando algunos decían tonterías en su nombre. El epistolario que mantuvo con Federico Engels es rico para conocer su pensamiento y sus actitudes ante la vida. Ambos eran eurocentristas, como muchos intelectuales de su época, para los que ni siquiera los eslavos eran europeos.

Su biografía del “mulato” Bolívar, despectiva y poco objetiva, corresponde a esa forma de ver el mundo. La revolución comunista cabía solo en países que se hubiesen desarrollado gracias a la “misión civilizadora del capital”, la religión era el opio del pueblo, ninguna cultura fuera de la alemana era importante.

Es fácil imaginar cuál habría sido su reacción frente a los marxistas que respaldan el gobierno oscurantista de Irán, o a la llamada “izquierda” latinoamericana contemporánea. De seguro no respaldaría a la dictadura militar venezolana, más emparentada con Tachito Somoza que con el proletariado. No se ve en qué sitio de la obra de Marx ocuparía un lugar María Gabriela Chávez, hija del coronel Chávez con una fortuna de miles de millones de dólares y los demás revolucionarios multimillonarios que surgieron en los últimos años.

Tampoco comprendería la defensa fanática de creencias religiosas de algunos de sus partidarios, ni a un presidente que se disfraza de cacique de una civilización de la que hay pocos registros, y que luce barras de oro para bailar cuando retoma periódicamente el mando de su país.

La verdad es que las categorías izquierda y derecha entraron en crisis a partir del Mayo Francés, cuando se plantearon en Occidente otras revoluciones en el campo del feminismo, el sexo, la literatura, la música y otros temas sobre los que era prohibido hablar en los países socialistas. A propósito de la política latinoamericana, algunos quieren explicar lo que pasa hablando de maquinaciones o equivocaciones de la derecha o de la izquierda.

El uso de estas categorías sirve para descalificar preventivamente a quienes son clasificados como “derechistas”: se los define como gente que trabaja para los ricos, obedece al imperialismo, no es solidaria con la disuelta Unión Soviética, no aspira a que el Ejército Rojo vuelva a liberar a la Europa oriental. La verdad es que los conceptos arcaicos solo confunden, y es necesario analizar la realidad con herramientas que nos proporcionen datos concretos para comprenderla.

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.