MANUEL BÁEZ R.
Todo acto terrorista ejerce impactos repercusivos no solo sobre individuos o desamparados, sino también sobre grandes grupos humanos y organizados como estados o naciones, todos de ellos con departamentos especializados. Prensa propia, acceso al sistema político y recursos con los que tenga que contratar expertos, abogados y otros tipos de asistencia, con estos recursos el gobierno debe asumir toda la responsabilidad y ejercer drásticamente toda la presión del caso para controlar rápidamente estos actos criminales; es decir, será la responsabilidad mucho más elevada que nunca, porque la sociedad necesita protección de su integridad.
Hace mucho tiempo pasó aquella época cuando algunos pueblos eran objeto de encarnizados ataques en otros momentos de la historia. Pero el actual clamor de quejas es crucialmente distinto y desesperante. No estamos en ningún momento en agonizante estado de cosas, más aún el actual motivo está envuelto en intereses de narco guerrilla.
Ciertamente, muchos grupos criminales han cometido encarnizados ataques; pero el que hoy nos ocupa ha ocasionado quejas de todo el país, porque asesinar a un grupo de periodistas cobra dimensiones muy altas que provocan reacciones escalofriantes de parte de familiares y pueblo en general, cuyo desenlace podría ser crucial y de lamentables consecuencias.
Este grupo de narco terroristas ha escogido una población pobre para cometer tan atroces hechos. Esto no merece encontrar justificativos. La respuesta debe ser con energía y dureza como se merece, antes que caigamos en el aturdimiento caótico en el que necesitaríamos un verdadero líder que reoriente nuestra vida.