El huésped más caro

Por: Kléber Mantilla Cisneros

La canciller María Fernanda Espinosa no asistió a la Asamblea a explicar su gestión en la crisis de frontera: atentados, secuestros y asesinato de periodistas. Un juicio político por incumplimiento de funciones se anuncia pero queda su relativa importancia ante tres escenarios complejos: enterrar el madurismo en Venezuela, definir posiciones frente al narcoterrorismo con Colombia y la salida del peor huésped de todos: Julián Assange.

Nicolás Maduro fuera de la política internacional es prioridad. Al menos en cien ciudades del mundo rechazan el continuismo mediocre de la era denominada ‘narco-chavista’ y hoy realizarán plantones de hartazgo. La lucha contra el crimen organizado y una catástrofe humanitaria extendida están en vilo. No reconocer esa dictadura y sus elecciones fraudulentas conllevan a una posición sensata y democrática junto al cambio de modelo económico. Acá y allá, se exige renovar relaciones externas multilaterales.

Luego, Gustavo Petro o Iván Duque, en las elecciones colombianas, conducen a una respuesta a visiones contradictorias frente a la firma de paz en el vecino norteño y al Ecuador incluirse, debatir y concretar: entre la intención de reactivar una ideología peligrosa o atacar los efectos de un ejércitos de matones; del izquierdismo populista disimulado o la antiguerrilla uribista radical en resistencia. Claro, si se quiere enfrentar el narcoterrorismo; Colombia y EEUU son el puntal estratégico.

El extraño cedulado ecuatoriano Julián Assange siempre al país le resultó una ampolla en el zapato. Un huésped incómodo en Londres con hedor a mortecina. Según The Guardian, hay pruebas de su relación con el Kremlin, la Rusia de Vladimir Putin, de sus informantes y agentes, y su vinculación con el triunfo gringo de Donald Trump. Videos y papeles lanzados: visitas chocantes, de separatistas catalanes, líderes del Brexit inglés, actrices, jerarcas de la guerra Siria, del Podemos español y fraude chavista, de financistas disponibles y otros manjares. Un esperpento de espionaje para proteger al hacker, que el correato pagó unos 5 millones. Plata de impuestos del ciudadano común, con igual peso y costo del centenar de viajes de una Canciller ausente, subnormal.

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