Hermano de la espuma

Jorge Oviedo Rueda

El hermano pueblo venezolano acaba de expresar su voluntad en las urnas. De un padrón de poco más de veinte millones, asistieron a votar nueve millones. De esos nueve millones, Maduro obtuvo más de seis millones. De esta masa de votantes la prensa “seria” de América Latina prefiere no hablar.

Usted, amable lector, ¿alguna vez ha leído en nuestra prensa las razones por las que esa masa de pueblo apoya a Maduro? Seguramente no, pero todos los días los medios tallan la figura de Maduro como si gobernara solo, apenas acompañado por una gavilla de malandrines. Esa no es la realidad.

Hubo en estas elecciones un abstencionismo del 54%. Esto no significa que todo es oposición, más bien se debe interpretar como una advertencia al régimen para que rectifique el rumbo y corrija sus errores. Las voces que hablan de fraude se han tenido que callar y aquellos que acusan a Maduro de tener el Consejo Electoral a su favor deberían decirnos dónde existe un paraíso “democrático” en el que no sea así.

Nadie tiene por qué acusar a Venezuela de nada anormal. Allí se siguen las normas democráticas quizás con más rigor que en otros países, precisamente porque está bajo la lupa de sus enemigos. Que a los yanquis y a la oposición oligárquica les molesten los resultados es harina de otro costal. Al parecer no les gusta su propia medicina.

Un poco de sensatez aconseja que al hablar de Venezuela se tenga en cuenta a la masa chavista que apoya a Maduro. Son más de seis millones de personas que sueñan y luchan. Es un pueblo tratando de salir del pozo en que los poderes dominantes los tuvieron por siglos. Hay también millones que no están de acuerdo, pero yo estoy con los que empujan la Historia hacia adelante.

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