Redacción LAHORA.COM.EC
Embargado por la emoción y sin lograr contener sus lágrimas de dolor, Cristian Segarra recibió la mañana de hoy, miércoles 30 de mayo de 2018, el vehículo que por última vez conducía su padre, Efraín Segarra, antes de ser secuestrado y asesinado junto con otros dos trabajadores de El Comercio en abril anterior.
Esta entrega se realizó en los patios de retención vehicular de la Policía Nacional, ubicados en Calderón, en el norte de Quito.
“Hoy nos entregan una camioneta vacía, no nos han dado información de lo que están haciendo para recuperar los cuerpos”, expresó Segarra.
Sostuvo además que esperan que a la brevedad posible empiece el trabajo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y que instale su primera reunión con un grupo de expertos internacionales que ayuden con las investigaciones de este caso.
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Como un acto simbólico de por lo menos tener algo de las pertenencias del equipo periodístico de El Comercio, secuestrado y asesinado hace más de dos meses, calificaron los familiares de Paúl Rivas, Efraín Segarra y Javier Ortega a la recuperación de la camioneta con la que se movilizó por última vez el grupo.
Patricio Segarra, hijo del conductor, manifestó que es lamentable que hasta hoy no se hayan podido recuperar los cuerpos y que no haya indicios de donde realmente están.
En la Tribuna de los Shyris, familiares, amigos y colegas de los comunicadores colocaron en la camioneta etiquetas con leyendas como ‘Siempre nos faltaran tres’, flores y listones blancos.
Allí inició una caravana hacia el medio de comunicación ubicado en el sur de Quito. Fue un acto para que el caso no quede en el olvido y para que la sociedad tenga presente que no solo faltan los tres periodistas, sino que también los militares fallecidos en los atentados, la pareja secuestrada y el militar desaparecido. «Este homenaje es por todos ellos», manifestó Cristian Segarra.
«En esta camioneta salíamos juntos a trabajar. Jamás voy a olvidar la sonrisa de mi padre, su apoyo, su cariño. Tengo muchos recuerdosque me duelen, que me parten el alma que en algún momento me servirán para tener fuerza».
En la camioneta, se encontró una foto de Cristian, cargadores, esferos y nada más, contó su hijo.
«Fue muy doloroso ver que una parte de ellos se quedó en ese vehículo, donde hicieron su último viaje, su última cobertura. Me partió el corazón porque hasta hoy no me puedo creer todo el secuestro y asesinato«, contó Cristian.