Assange convirtió la Embajada de Ecuador en un ‘cuarto de guerra’

Un juego de espías. El gobierno del expresidente Rafael Correa destinó USD 5,9 millones para vigilar a Julian Assange en la Embajada de Ecuador en Londres, según reportan Focus y The Guardian. ¿Por qué? Una respuesta puede estar en el perfil de los personajes a quienes el hacker australiano recibía desde 2016. Hay un denominador común: varios tienen vínculos con Rusia y con Donald Trump.

Un monto de ese gasto corresponde al contrato con una firma española de seguridad, la cual también brindaba protección a familiares de Correa. Sus informes “extraordinarios” detallan con precisión de minutos las reuniones de Assange, en especial las del verano de 2016.

A Robert Mueller, hermético fiscal estadounidense, le interesa ese verano. Él investiga qué nivel de intervención ejerció Wikileaks en las presidenciales en que ganó Trump, cómo se filtraron los correos de Hillary Clinton y si hubo injerencia de Moscú. El Comité Nacional Demócrata, en cambio, puso ya una demanda por conspiración contra el Gobierno ruso, el equipo de campaña de Trump, encabezado por el lobista Paul Manafort, y el portal Wikileaks.

James Comey, exdirector del FBI, está por publicar sus memorias y varias páginas evocan la relación Trump-Putin. Comey sostiene que el paquete de correos fue transferido a A-ssange mediante un dispositivo extraíble, por un intermediario o por una serie de ellos.

En el reporte de Focus-The Guardian, una fecha es clave: 3 de julio de 2016. Ese día se celebró el cumpleaños de Assange y entre los invitados estuvo el hacker alemán Andrew Muller. No fue su primera visita.

En ese mismo año ingresó a la Embajada con un dispositivo que albergaba mensajes personales del hacker australiano-ecuatoriano. Ecuatoriano, pues la actual Canciller decidió concederle la nacionalidad a finales de 2017. “Eso fue una decisión de la señora canciller”, dijo antier el presidente Lenín Moreno a la cadena Deustche Welle. “Yo le había manifestado que, con la mayor libertad, escoja la forma de solucionar el problema. No fue lo más adecuado, pero yo fui respetuoso de eso”. Si no fue Muller ¿quién?

Trinos para agitar el mundo

“La situación de Assange excede un tema de asilo y DD.HH.”, dice César Montúfar, catedrático universitario, quien desarrolla una investigación sobre delincuencia estatal y transnacional organizada, cuyo eje está en ciertas acciones de gobierno de Rafael Correa. Para el analista, el caso Assange suscita “una repercusión geopolítica brutal”.

¿Por qué? Porque en territorio ecuatoriano -la Embajada en Londres- se desarrollaron reuniones con polémicos actores políticos. En la imagen, por ejemplo, se ve a Assange con Oriel Soler y Arnaud Grinyo, defensores del separatismo catalán, y con la jurista Stela Morris. Fue el 8 de noviembre de 2017.

¿Solamente bitcoin?

Un “informe extraordinario” de la firma española que espiaba a Assange alerta sobre la visita de Amir Taaki, el 18 de mayo de 2017.

Él es uno de los fundadores de la moneda virtual bitcoin. “Wikileaks está muy interesado en bitcoin -dice el informe- teniendo varios frentes abiertos. La financiación de la organización, la recogida de fondos para la causa de Chelsea Manning, la recompensa por información sobre James Comey (exdirector del FBI)”.

Controversia con Londres

Nigel Farage, impulsor del brexit (la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea) también fue uno de los visitantes de Assange.

Para el analista Sebastián Mantilla, Assange usó la embajada como un cuarto de guerra. Y la situación se volvió más compleja cuando la Canciller le concedió nacionalidad. Quien está en el vértice de la controversia -dice- es, en rigor, un ciudadano ecuatoriano.

Los contactos de Paul Manafort

“La sede de la embajada de Ecuador fue utilizada por Julian Assange no solo para los intereses de Wikileaks sino también como el epicentro de una política internacional conspirativa en contra de Occidente liderada por Vladimir Putin”, dice Fernando Villavicencio, investigador que trabajó con el equipo de The Guardian. Para él, un hecho fundamental es la relación de Paul Manafort, exjefe de campaña de Trump, con Rusia y China. La Justicia estadounidense lo investiga por lavado de activos y conspiración.

Manafort y el hijo de Trump se reunieron con la abogada rusa Natalia Veselnitskaya. Según Inteligencia de EE.UU., la abogada les prometió información en contra de Hillary Clinton. Paul Manafort estuvo en Ecuador a inicios de mayo de 2017. Visitó Carondelet dentro de una delegación china de inversores, por oficios de Santiago Cuesta, actual consejero de Gobierno. El Régimen admitió esa reunión, pero explicó que en esos días “no existía ningún cargo judicial en contra de Manafort”.

Los hackers de la historia

El alemán Andrew Muller (arriba) y el rumano Marcel Lazar (abajo) han sido retratados como responsables de vulnerar servidores y acceder a los correos del Comité Nacional Demócrata. El primero es amigo de Julian Assange y el segundo ha sido señalado como un pirata al servicio de los servicios secretos rusos.

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