Recientemente nació la segunda hija de Edison Lasso Rocha. Y como se lo dijo a su amigo, el poeta Jorge Dávila, uno sabe qué esperar cuando va a convertirse en padre, porque biológicamente, desde la ciencia, uno sabe lo que se viene.
Incertidumbre por su parte le generaba publicar su primer poemario, pues ante eso “no sabes lo que te espera”. ¿Y cuál es la expectativa frente a ese panorama? “No quisiera pensar en eso. Trato de no pensarlo mucho”, dice Lasso Rocha, quien ha consolidado una carrera como editor, aunque asegura que es “un autor ante todo”.
Entonces, ¿no es cierto eso de que los libro son como los hijos?
Es un cliché. La verdad, yo no lo siento tan así. Tengo a mi segunda hija en mis manos y a mi libro y no hay punto de comparación. Entiendo las diferencias entre lo uno y lo otro. A los libros se los quiere menos que a los hijos.
¿En qué momento el editor quiere ser escritor?
Tienes como que las dos improntas. Creo que antes de editor fui autor. Me formé en los talleres de Edwin Madrid, y desde ahí siento que ya era un autor. Inicialmente, estudiaba matemática pura, lo que dejé por la literatura. Lo de editor lo hago más por vivir. Como editor, eso sí, tengo muchas satisfacciones porque trabajo en una empresa donde respetamos los derechos y regalías de los autores y busco una relación buena entre editorial y autor.
¿Se cansó en ‘Para la gestación del cansancio?
La verdad es que sí salí bien cansado (risas). Terminé mi ciclo doctoral de Literatura en la Andina (Universidad), y te imaginarás que uno sí sale cansado después de un ciclo de cinco años. Y el libro lo trabajé a la par. Es un libro no muy extenso, pero pensé muchísimo el tema de la estructura. Está pensada como una arquitectura, un templo que se sostiene con cuatro columnas. El libro está dividido en ocho apartados, pero son cuatro las columnas que lo sostienen.
¿Qué implica el paralage?
Juego con este concepto, lo recupero desde la dimensión más estructural que es la dimensión física, la dimensión astronómica. Me refiero al error que uno comete cuando toma la medida de algo y tu mirada no es perpendicular al objeto que estás observando. Recuerda que en astronomía la posición de una estrella está dada por el paralage. Yo trato de trasladar esta idea a todo, porque siento que hay un error al momento de mirar las cosas. Estas columnas que integran el libro buscan que la mirada no sea parabólica para no caer en errores.
¿Cómo defines tu mirada?
Bueno, creo que es una mirada bastante madura. Hablamos de un libro que lo estoy sacando luego de 15 años de estar produciendo sin publicar nada. Es una mirada con más objetividad y madurez. No soy quien escribía hace veinte años. Veo las cosas con más seriedad. Una mirada de calma.
Fuiste tallerista. Muchos critican ese aprendizaje. ¿Cómo influyeron los talleres en tu escritura?
El tema de los talleres es criticado por muchos. En mi caso, para nada reniego de mi formación. Siento que los talleres me han ayudado mucho. Siento que esta práctica insertó en el mundo literario y me permitió conocer personas maravillosas. Edwin Madrid, quien fue mi maestro, me contó lo que le dijo su maestro Miguel Donoso Pareja: “El taller te permite avanzar en un año lo que te llevaría unos10 años en solitario”. También, aprendes a criticar y a receptar criticas. El taller te da mucho gracias a su pedagogía.
Perfil
Edison Lasso Rocha
Editor y escritor ecuatoriano (Piñas, 1977). Estudió matemática pura, literatura y comunicación. Formó parte del colectivo Fe de erratas, que produjo la revista del mismo nombre. Es el editor general de Edinun.