Té de Dios

LUIS REINOSO GARZON

Desde hace miles de años nuestras generaciones han utilizado la medicina natural para cuidar la salud, mediante preparados a base de plantas que en la generalidad existen en su entorno; ellos disponían de una extensa variedad de recetas entre los que vale la pena mencionar el té de orégano de dulce o tomillo y muchos otros, para fortalecer la salud con alta eficiencia a pesar de su gusto particularmente desagradable. Sin embargo, en la actualidad no se han popularizado mucho la presencia de esos fármacos, en parte por el avance científico y la fabricación de medicamentos modernos.

De todos modos, esto no significa que la medicina natural haya dejado de servirnos, pues sus propiedades continúan presentes como en la antigüedad y luego de conocer las verdaderas propiedades de algunas plantas ya están ingresando a nuestros hogares, porque vale reflexionar que la medicina convencional en muchos casos ha fracasado.

Particularmente el orégano de dulce es una plantita que los antiguos egipcios ya utilizaban en los embalsamamientos; los griegos en sus baños y la quemaban como incienso en los templos. Se cree que su difusión por toda Europa se debe a los romanos que utilizaban para purificar sus viviendas. En la Edad Media, las mujeres frecuentemente daban a sus caballeros y a los guerreros regalos en los que incluían hojas de orégano, ya que creían que con esto aumentaban el coraje del portador.

El aceite esencial del orégano o tomillo es estimulante, así al depositar unas gotitas en un quemador con agua, se disfruta de su agradable olor en el hogar. Pero el té preparado con el orégano de dulce es efectivo para reducir la tensión arterial, fortalece nuestro sistema inmunitario y desde el principio se ha utilizado para tratar enfermedades crónicas.