Las bandas de paz

MARÍA LUISA GÓMEZ DE LA TORRE GÓMEZ

Sin lugar a dudas la niñez y la juventud hacen suya la planificación que ha despertado sumo interés en el campo de la enseñanza en las Unidades Educativas de la capital de la república. ECUAVISA se ha empoderado en la temática musical para que los centros educativos se esmeren y participen en el emporio de la creatividad basados los estudiantes en sus conocimientos en teoría de la música y la ejecutividad de lo aprendido con la demostración pública a través del importante medio de comunicación que brinda el espacio puntual y necesario durante determinados días de la semana iniciándose a tempranas horas de la mañana.

El clima de la región Interandina no es un impedimento para que la comunidad educativa asista puntualmente a participar acompañadas las delegaciones estudiantiles de los maestros para dar el apoyo físico y psicológico a los debutantes que hacen demostración lujosa de los instrumentos musicales que tienen y dominan y por supuesto de las voces de los solistas y coros. Qué decir de las barras que animan a los ejecutantes y que dejan en alto la educación y la disciplina, vitoreando a los artistas en medio del colorido de pancartas, globos y adornos llamativos. Indiscutiblemente se observa la entrega de los maestros a sus estudiantes tratando de que el centro educativo a que se deben y representan quede en elevado sitial. La competencia es grande con las temáticas de las letras de las canciones y la ejecutoriedad del dominio instrumental de los jóvenes.

Para quienes tuvimos la dicha y la suerte de ser del Nacional “5 de Agosto”, en las décadas del 60 – 70 nos viene a la memoria la existencia de la Estudiantina del plantel que se dio el lujo de tener excelentes maestros, los instrumentos musicales, claro, los rectores de aquellos tiempos se preocuparon de que el presupuesto del plantel contemplase la partida necesaria para la adjudicación de los implementos musicales de la Estudiantina y de la Banda de Guerra, además, de que los estudiantes participantes eran debidamente seleccionados para que el colegio.

Ahora, solo resta recordar aquellos hermosos tiempos que no volverán por mucho que tengamos la era de la tecnología. Los maestros de enseñanza de la música eran de otras partes del país y ostentaban el título destacado y más aún, el instructor de la Banda de Guerra era un sargento militar retirado que hacía honor a su saber y a la disciplina; qué decir de los cachiporreros, fueron los mejores y debidamente seleccionados y puestos a prueba para ser calificados. Vaya para la trilogía de los planteles participantes las felicitaciones por el incentivo que los impulsará a seguir adelante.