Discriminación por la edad

SHAKESPEARE ABARCA CÓRDOVA

La discriminación es una detestable actitud que en muchas de sus formas aún persiste en la sociedad, se manifiesta especialmente contra las minorías, aquellos grupos estigmatizados por razones de orientación sexual, creencias religiosas, ascendencia étnica, género, edad, etc. Se ha avanzado mucho al respecto de superar los estigmas de la orientación sexual, sin duda progresos que aún no son muy bien digeridos por nuestra sociedad. Pienso que el discrimen religioso también es algo del pasado en nuestro país, al punto que vemos con horror el fundamentalismo religioso en otras latitudes, es más, aprovechando esta libertad los cultos religiosos han proliferado, muchos con dudosos fines, no precisamente teológicos.

La discriminación étnica, materializada en transgresión a los derechos de indígenas y afrodescendientes, también parece ser cosa del pasado, aunque desafortunadamente aún persiste un sector retrógrado de nuestra sociedad, que no quiere entender que todos somos hermanos en la gran familia llamada humanidad, reconociendo que con su talento representantes negros e indígenas brillan con luz propia en variados ámbitos. He dejado de última la discriminación por razones de género y edad, merecen un análisis especial a la luz de lo sucedido en este sentido durante la década robada. Con su acostumbrada grandilocuencia, el zar del régimen anterior se ufanaba del “gran avance” alcanzado en cuanto a equidad de género, como nunca tuvimos a tres mujeres dirigiendo la Asamblea Nacional, un gran número de féminas asambleístas, en Ministerios, etc.

Que pírrico logro fue, pues todas ellas juntas no eran capaces de alzar su mirada, peor su voz si debían disentir con el “macho alfa” de la manada, cuando lo hacían era suficiente que el susodicho zapateara para que se callen y bajen la cabeza; mejor una mujer librepensadora sin ningún alto cargo que cien sumisas en altas funciones. Finalmente tocaré una clase de discriminación inexistente antes de la década robada, el discrimen por edad, durante el correísmo tener 50 años era un estigma, en el sector público fue un discrimen institucionalizado, como por decreto ese grupo etario fue declarado obsoleto, no aceptaban que a los 50 años una persona reúne la suficiente experiencia y energía para ser útil a la sociedad.

Según el INEC producto de este discrimen hay 3’250.000 ecuatorianos que superan los 50 años desempleados o subempleados, otra “herencia” del que sabemos, Ecuador es el país con mayor número de personas desempleadas en este grupo etario, las reformas al Código Laboral tal vez favorezcan su reinserción, gratificante es ver adultos mayores como J.C. Trujillo o el actual Ministro de Energía, haciendo aquello que “los más jóvenes” no pudieron.

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