Falta diálogo en la familia

Rosalía Arteaga Serrano

Los recientes escándalos de abuso sexual al interior de establecimientos educativos, así como los de maltrato escolar, ponen al descubierto graves situaciones, de las que no han quedado a salvo ni los sectores públicos, ni los privados, ni tampoco los confesionales.

La pena y la indignación son generales, porque la tragedia que se enseñorea en la vida de los más pequeños es de grandes proporciones y afecta su desempeño futuro.

Sabemos que hay una enorme responsabilidad en el sistema educativo, con las autoridades ministeriales a la cabeza, pero en esta oportunidad quiero colocar el énfasis en la relación entre padres e hijos y la necesidad de reinstaurar el diálogo que se ha perdido al interior de las familias.

La prisa por cumplir con los deberes diarios, los trabajos al interior y también fuera de los hogares, hace que los tiempos que antes se destinaban para conversar, generalmente a la hora de las comidas, llámense éstas desayuno, almuerzo o cena, sean ahora muy escasos, en ocasiones a la carrera o simplemente se han vuelto inexistentes.

Si a esto se suma el uso de las tecnologías, que trasforma en autómatas a papás y mamás, que contestan con monosílabos a las preguntas de sus hijos, y también ocurre en viceversa, el drama es evidente. Los padres no se enteran de lo que ocurre con los hijos en la escuela y solo se percatan de los problemas cuando estos han tomado ya dimensiones mayores.

Hay que restaurar el diálogo al interior de las familias, volver a conversar a la hora de las comidas, dejar de lado los aparatos tecnológicos, apagar la televisión, los computadores y celulares y enterarnos de lo que sucede en nuestras propios hogares.

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