Letras y goles

OSWALDO PAZ Y MIÑO J. ·

De literatura y fútbol va la crónica hoy. Instalados estamos en Rusia. Las trompetas resonaron y los jugadores, ataviados con las camisetas de sus países, buscan el honor entre los hombres, la gloria eterna, la fama, el ingreso en la leyenda, la presencia en la memoria eterna.

El 26 de octubre de 1863 se establecieron por escrito las reglas del fútbol. Los masones, fueron entre otros, los principales y entusiastas promotores del nuevo deporte. La reunión para la constitución de la normativa se realizó en la Freemason´s Tavern (Taberna de los Francmasones).

El fútbol -cito a varios autores- es: “Un reino de la libertad humana ejercido al aire libre” (Antonio Gramsci); “una religión laica o una religión en busca de un dios” (Manuel Vázquez Montalbán); “una multinacional del beneficio” (Jean Marie Brohm); “una tarde de sol, la pelota picando, el que se grita y termina en un abrazo. El fútbol es lindo, limpio y transparente”(Eduardo Rafael); “el fútbol es la guerra cuando se trata de nacionalismos” ( Ignacio Ramonet).

El fútbol es pasión y política. Es filosofía, ciencia y negocio. Es industria, arte y semiótica… Por todo lo dicho: es cultura. Es lectura dentro y fuera de las canchas. Es sangre, sudor y lágrimas. ¿Si no es más que un juego, por qué despierta el fútbol emociones tan poderosas? ¿Por qué vive y muere la gente por él? “Hay algo que ningún movimiento estudiantil, ninguna revuelta urbana, ninguna protesta global o la que sea podrán hacer nunca, aunque lo consideraran esencial: invadir un campo deportivo en domingo”, contesta Umberto Eco.

De literatura y fútbol, cuando ya hacemos pronósticos y reservamos butaca en casa, y planificamos la agenda de trabajo para no perdernos los partidos que más nos atraen. En el entretiempo un libro, de fútbol, no faltaba más, el que consta en portada: ‘Hambre de gol: crónicas y estampas del fútbol’, que tiene como compiladores a Juan José Reyes e Ignacio Trejo Fuentes. Un tomo, como diría el escritor mexicano Juan Villoro, que va del “arte de la palabra al arte de las patadas”.

El pensamiento de personajes, de gran talla, como: “Miguel Hernández, Albert Camus, Vinicius de Moraes, Rafael Alberti, Pier Paolo Pasolini, entre otros, figura en el libro de Ediciones Cal y Arena (México), entre cuyas 412 páginas del autor José Woldenberg, encontré en la crónica ‘Desdichas y dichas de un fan del Necaxa’, lo siguiente:

“Necaxa bicampeón 1995-1996. Álex Aguinaga, la mejor contratación de extranjero alguno en lo que va del siglo (XX), que, si no hubiese sido seleccionado de Ecuador habría que nacionalizarlo mexicano a la voz de ya, volvió a desquitar el sueldo con creces, robando balones, armado juego, sumándose al ataque, perturbando el sueño y la vigilia de sus oponentes”. Pensar que varios han querido opacar la trayectoria del crack ecuatoriano.

Y es que el balón permite reflexiones como: “Disputar por una pelota, es una forma de estar unidos” (Villoro); “El fútbol es el único sitio donde me gusta que me engañen” (Mennoti); “Entre aullidos, sombreros, botellas y naranjas, comienza el partido” (Onneti).

A la siguiente decena mágica establecida por Villoro en el libro ‘Balón dividido’, ¿quién se sumará? en Rusia 2018: Didi, el Fundador; Pelé, el Rey; Bobby Charlton, el Resucitado; Overath, el Piloto; Cruyff, el Iluminado; Platini, el Arquitecto; Baggio, el Fantasista; Zidane, el Místico; Messi, el Genio; Maradona, el Insurrecto .

“La infancia, huérfana de juguetes, siempre tendrá el consuelo de una pelota de fútbol”, decía Enrique González Tuñón. Cerraré con una sentencia de Johan Cruyff, tomada de ‘Me gusta el fútbol’: “El fútbol consiste en que gane el que demuestre ser el mejor en el campo, con independencia de la historia, el prestigio, el presupuesto”.

Ya vivimos el Mundial, tengo al mejor compañero en cada partido, mi nieto Oswaldo, mi colega, amante del fútbol, dentro y fuera de la cancha, un estudioso de la materia a sus ocho añitos. Que los dioses repartan suerte y el juego sea limpio.

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«El fútbol es lectura dentro y fuera de las canchas”.