Casa cultural Uvilla, un refugio de la cultura

PROPUESTA. La casa cultural Uvilla permaneció abandonada más de 10 años antes de que sus fundadores la rescataran.
PROPUESTA. La casa cultural Uvilla permaneció abandonada más de 10 años antes de que sus fundadores la rescataran.
ORIGEN. En la sala del inmueble empezó la propuesta de reparación de este espacio.
ORIGEN. En la sala del inmueble empezó la propuesta de reparación de este espacio.
ARTE. Los murales y las expresiones urbanas son parte de la identidad del sitio.
ARTE. Los murales y las expresiones urbanas son parte de la identidad del sitio.
ORGANIZACIÓN Andrés Soto explica cómo funciona la planificación de los actos del centro.
ORGANIZACIÓN Andrés Soto explica cómo funciona la planificación de los actos del centro.

El sitio está en Miraflores. Hace cinco años se ocupa con una visión artística.

Ni el paso del tiempo, ni las transiciones han podido desgastar las raíces de muchas de las plantas de uvilla que han sido testigos de la historia. Como ellas, que se abren paso entre las paredes, los voluntarios y organizaciones se mantienen firmes con propuestas, para que la Casa Cultural Uvilla siga floreciendo.

Este espacio, ubicado entre las calles Eustorgio Salgado 235 y Armero, en Miraflores, se convirtió en el refugio de las ideas y el arte.

Desde hace cinco años, el color y el movimiento llegaron a esta casa con ocupas particulares, quienes invirtieron sus ideales para recuperarla.

La construcción de tres pisos se destaca entre las edificaciones de la zona. Esto, por los murales pintorescos en sus paredes y un letrero en el que se lee: “Cuidado con los perros”. Todos los días, los integrantes de siete organizaciones llegan a la que se ha convertido en una plataforma parael desarrollo de propuestas culturales.

Sus habitaciones han acogido obras de teatro, exposiciones de arte, talleres, fiestas y reuniones de activistas. Por la residencia han pasado familias, artistas y viajeros. En sus jardines se habilitaron huertos urbanos y en la terraza se ha montado un espacio para el aprendizaje del parkour, un deporte extremo que consiste en sortear los obstáculos de la ciudad.

Propuesta cultural
Si hay una palabra con la que debería contarse la historia de la Casa Cultural Uvilla, es “ocupación”. Quienes han pasado por el espacio saben que estuvo abandonada por más de 10 años (no hay registros exactos).

Andrés Soto, estudiante de Artes Plásticas de la Universidad Central, llegó ahí hace dos años y medio. En ese tiempo, el inmueble ya contaba con energía eléctrica, algunos proyectos estaban en marcha y otros se iniciaban. La trayectoria de la casa también está marcada por las transiciones y las anécdotas sobre alguna persona que no ha estado de acuerdo con la propuesta y ha querido derrumbarla.

EL DATO
Puede enterarse de todas las actividades de la Casa Cultural Uvilla en sus redes sociales (Facebook, Instagram, Twitter) como @casauvilla.Lo que no ha cambiado es la idea central con la que empezaron los estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad Central. Soto cuenta que la calle Eustorgio Salgado queda justo en el trayecto que siguen los estudiantes de la Facultad de Artes. Gabriel y Andrea se dieron cuenta que el inmueble estaba abandonado y decidieron rehabilitarlo.

En el proceso limpiaron los escombros que se acumulaban en una pila de más de un metro de altura. Fueron necesarias muchas mingas para pintarla y volverla habitable. Del núcleo inicial solo queda Antonio Chimarro Padilla, quien se mantiene activo en las diferentes actividades.

Para Andrés Soto ahora se vive un tiempo de transiciones, en el que los aprendizajes adquiridos les ayudan a mejorar. Algunos de ellos son el trabajo que llevan a cabo con las organizaciones con las cuales se quiere generar más actividades en conjunto.

Espacios
En el segundo piso, está la habitación en la que se plantaron las primeras semillas de lo que ha ido creciendo durante estos años. Una ventana permite el ingreso de la luz y es como una vitrina que muestra una parte del centro norte de Quito.

Hay esculturas, cuadros y frases propios de un ambiente cultural. También está la ‘caja negra’, un espacio de ensayo para los artistas. Hay una pequeña área que funciona como cafetería, la habitación del laboratorio de activismo, la biblioteca comunitaria. La residencia está en el tercer piso.

Cada rincón de la casa tiene su funcionalidad y puede ser usada libremente por los colectivos. Un gran paso para el proyecto fue la celebración de su aniversario número cinco, en el que involucraron más a la comunidad e incluso hicieron una feria en distintos espacios del barrio.

Soto dice que los temas legales por el momento están detenidos, saben que hay una Ley que permite seguir un juicio para legalizar la apropiación a partir de cinco años, pero tendría que pasar más tiempo por la extensión del terreno. Uno de los argumentos que los respalda es que si alguien quisiera sacarlos debería seguir un juicio a cada una de las personas que transitan en ese espacio.

Mientras la incertidumbre se resuelve, la Casa Cultural Uvilla seguirá siendo lo que planteaba uno de sus fundadores en 2016 en una publicación en la revista Epocah “una crítica ante la forma de vida cotidiana, un mundo paralelo, un punto de encuentro, exploración, convivencia, reciclaje y reflexión humana, una alternativa a-servil a las reglas del juego”. (PCV)