El Kuri Inti o el dios Sol es el libro de la vida de los indígenas

Símbolo. Este sol  es la representación de los conocimientos exactos que tenían las culturas que habitaron en el país.
Símbolo. Este sol es la representación de los conocimientos exactos que tenían las culturas que habitaron en el país.

Se trata del Sol de Oro, un texto astronómico, filosófico y mitológico que guió a las comunidades.

El Sol de Oro de la cultura La Tolita, que se desarrolló al norte de Esmeraldas y que se encuentra en exhibición en el Museo Nacional, sirvió para que Tupac Andrango, comunicador e investigador del pueblo Otavalo, en el marco de la celebración del Inti Raymi, explicará la relación de este astro con los conocimientos que tenían los ancestros indígenas y que los aplicaron en su día a día.

Esta máscara de oro representa a un hombre con rostro felino (jaguar), del que salen 12 puntas hacia arriba, en zigzag, que tienen forma de serpientes y que van en diferentes direcciones. Significan los meses del año representados en el calendario greco romano. Pero hay otros rayos de menor tamaño, también en forma de serpientes, que hacen que la máscara tenga en total 48 rayos.

Personas de La Tolita adoraban a una gran cantidad de seres míticos; los más importantes eran animales poderosos como el felino y la serpiente, que están representados con mucha importancia en su Sol. Este astro en realidad fue un dios general en el mundo andino ecuatoriano, peruano y boliviano, que representa a una cultura que sigue existiendo, aseguró en su relato Andrango, quien además es miembro de la agrupación Tinkunakuy (Centro del pensamiento).

Un libro especial
El Sol, la Luna y la Tierra guiaban a “nuestros taitas y mamas”, aseguró el joven investigador otavaleño a un buen número de visitantes, que en el Museo Nacional en Quito conocieron todo el proceso que realizan los pueblos indígenas, entre preparar la tierra hasta recibir las cosechas.

Les explicó también que el Sol guió a través de los solsticios y equinoccios a los antepasados tolitas. Continuó por las figuras que representan a los músicos, seres importantes en épocas de siembra y cosecha, porque estos se inspiraban en los sonidos de la Pachamama. Además, en el museo hay muestras de las herramientas usadas en la siembra, que fueron hechas con caracoles marinos o con piedra.

Asimismo, se observan los objetos que utilizaron para abrir la tierra y colocar las semillas en la época que les marcaba el Sol y la Luna, hasta festejar con el Inti Raymi las cosechas. Se recorrió por las cuatro grandes celebraciones kichwas.

Todo eso demuestra cómo la naturaleza guiaba a los taitas y mamas. Ellos “veían hacia arriba para entender cómo se movían las estrellas y se fijaban en el Sol y la Luna”. Es por estos conocimientos que estos astros “serían el libro astronómico, filosófico, mitológico, cosmológico y de vida para los indígenas”, aseguró el investigador.

Seres de otro nivel
Tupac Andrango mencionó que ese libro, que es el Sol, fue escrito por los ancestros, no en hojas de papel, sino en oro, y no con letras, sino con elementos que la naturaleza puso a su alrededor, los cuales tenían su propio significado, como por ejemplo, la serpiente, que representa a lo subterráneo, el jaguar a la tierra y el águila al aire. Indicó que, como en el caso de la cultura La Tolita y su Sol de oro, los ancestros sabían cómo obtener el oro de la tierra sin contaminarla, lo cual demuestra que esa cultura estaba a otro nivel y que tenían “un desarrollo intelectual de gran calibre”. Supieron manejar con exactitud todos los tiempos para beneficio propio. (CM)