Aires de cambio, pero…

EDUARDO CHIRIBOGA APONTE

Estamos viviendo un mundial de fútbol sin mayores pasiones. Nuestra ‘TRI’ está ausente. Los países chicos le están haciendo la vida “a cuadritos” a los grandes. Se ven nuevos rostros e insospechados equipos que juegan mejor que los excampeones del mundo, trayendo nuevos aires al espectáculo más grande del planeta y eso es bueno.

Y en política es igual. El ‘mesías’ que se creyó capaz de cambiarle la vida a todos, resultó ser el organizador de una banda de delincuentes que arrasó con los fondos del país, obnubilando a las masas con obras con sobreprecio en una falsa revolución, pero inéditas en nuestra historia. Se creyeron intocables, dejaron a un ‘segundón’ a cargo del poder, con la intensión de regresar pronto a continuar saqueando la patria. Pero como no hay crimen perfecto y, además, el equivocado manejo económico, trazado por un economista de pocos quilates, pero de muchos doctorados honoris causa gestionados para llenar su enorme ego, era evidente que su plan no iba a ser sostenible en el tiempo. Fueron sus dos errores.

Lenín, gracias a su apertura y a la consulta popular que le fue favorable, entendió que recibir una mesa vacía no era el camino correcto para desarrollar un país y que él no era el segundón que pensó su antecesor. Y renovando su impuesto entorno, ha iniciado el camino correcto hacia el desarrollo. No obstante, en el proyecto de ley aprobado el jueves pasado en la Asamblea Nacional, quedaron cabos sueltos.

Es el segundo plan económico y en ninguno se vierte en realidad los ojos al sector agropecuario. Las continuas crisis de los agricultores, dejando obligadamente su pasado crediticio en rojo y que esta situación demore en subsanarse tres años en la Central de Riesgos, pone al sector productor en una capitis diminutio, o muerte civil, sin nombre, impidiéndoles aportar al desarrollo nacional de manera mucho más significativa. Y mientras la banca pública esté bajo el manto de la Superintendencia de Bancos, esta penosa situación no será revertida.

Los planes de desarrollo en las zonas de frontera, tampoco convencen, por lo que esta ley no cumplirá su cometido de manera significativa, desafortunadamente.

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