¿Quién los mató?

Con el regreso de los compañeros periodistas en ataúdes no terminan las crisis de comunicación y ética en el país. La libertad de expresión no puede seguir siendo vista como un servicio público y, a punta de propaganda, ser un pretexto para confundir la vida en democracia cuando por años sentimos las pisadas de una dictadura criminal aún impune.

Los periodistas de investigación requieren rearmarse, volver a la redacción y contar las historias completas. Más que antes, con respaldo institucional, legal y estatal para así ampliar, perfeccionar y desarrollar el ejercicio de informar.

¿Quién mismo asesinó a Paúl, Xavier y Efraín? ¿Quién responde por secuestros y muerte de inocentes? ¿No son ellos, compañeros, amigos, el ciudadano sencillo, el vecino de alado por los que hemos llorado? ¿No fue violada la integridad física de todos un poco? ¿Acaso nos hemos olvidado cómo inició su trágica historia en la zona más miserable del país y del narcotráfico?

¿Quién olvidó el engañó constante y las carreteras a la selva vacía?¿Quién colocó el rostro de periodistas para que sean identificados, difundió odio y humilló en público? ¿Quién hoy dice tener miedo de ir a la cárcel y olvida a las familias que persiguió o mandó a prisión por su capricho?

No podemos echar tierra y olvidarnos de Jorge Gabela, Fausto Valdiviezo y varios líderes indígenas; que Galo Lara y muchos inocentes están presos; que secuestraron a Fernando Balda; que unos huyeron después de una década de dispendio y tratos con lavanderías de dinero. Que hay una pareja desaparecida.

Los excesos de reprimir y hacer mal uso de las finanzas públicas e impuestos están a la vista. Corrupción, narcotráfico y una gran farra quedó de herencia, pero además, la deformación simbólica de la ética. Perdimos medios de comunicación valiosos que fueron referentes de la nación, eliminaron del sistema educativo asignaturas importantes (cívica, ética, historia limítrofe), callaron voces críticas antes y hoy ocultan documentos. Se quiso monopolizar las frecuencias de radio y televisión entre amigos del correísmo. Una delincuencia organizada con un propio Goebbels.

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