Paradojas migratorias

Las últimas semanas fueron polémicas por temas migratorios. Trump, presidente de los EE.UU., emitió un decreto ordenando que los inmigrantes indocumentados, si llegan con menores de edad, estos sean separados de sus padres, quedando reclusos en unas cárceles cual jaulas.

Según él, “los niños se utilizan por los peores criminales sobre la tierra como medio para entrar en nuestro país”; y culpaba a los demócratas: “es su culpa por haber sido débiles”. Así, al momento hay más de 2 mil niños en el límite del Río Grande, entrada a Texas.

La alarma se encendió en el mundo: misivas del Alto Comisionado de Derechos Humanos, Humans Rights Watch, UNICEF, así como celebridades latinoamericanas, que repudiaron el hecho. Miguel Bosé calificó a Trump como una “escoria”. Paradójicamente, salvo el presidente de México, Peña Nieto, no hubo jefes de estado del mundo que se manifiesten contundentemente, aunque si en los propios EE.UU, las esposas del propio Trump y del ex presidente Bush.

Trump cambió el decreto y firmó uno nuevo que prohíbe la separación familiar de los niños, pero continúa la detención familiar indefinida, algo inaceptable y que perjudicará aún más a los niños que ya están en situación de vulnerabilidad en los centros de detención.

La verdad esto merece no solamente el repudio sino la presión internacional militante, de manera que estados que lo exijan. La ONU, que ha estado ausente en Siria y en las negociaciones de pacificación de Corea, puede tratar de hacer sanciones, pero esto coincide con la salida de los EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Pero los países guardan silencio porque hay mucho “rabo de paja”.

Al Ecuador llegan diariamente miles de venezolanos que huyen de la desastrosa situación de su país. De igual manera al resto de países de la región. No es raro ahora escuchar de gente que habla mal de los venezolanos y que dice sin ambages que deberían irse. No es la primera vez: cuando empezaron a llegar los colombianos y luego los peruanos, ya hubo xenofobia.

Lo paradójico es que exigimos a EE.UU. un buen trato y aquí quién sabe si lo damos. Está claro que hay limitaciones en nuestros países, pero los venezolanos van a seguir llegando. La situación es dramática y ya no confían en sus instituciones, no salen a votaciones, por lo cual el éxodo seguirá inevitablemente. Los países de la región deben prepararse para ello.

Ojalá estos temas los haya tocado esta semana el presidente Moreno con el vicepresidente Pence, en su visita. Una postura más firme de Ecuador frente a Maduro es necesaria, así como es necesario y urgente que EE.UU. revise su política fronteriza.

[email protected]