¿Qué rehabilitación?

LUIS COELLO KUON YENG

Cuatro personas fallecieron en las revueltas que se suscitaron en la cárcel de varones de la ciudad de Esmeraldas. Las muertes no solo fueron violentas, fueron sanguinarias, sin piedad, en donde primó la conducta primitiva para solventar y resolver problemas de manera irracional, sin medir consecuencias, tan solo oprimiendo por la fuerza a otros para silenciarlos, para arrollarlos, para sentirse más fuertes, superiores, omnipotentes. Y a la larga los datos siguen siendo estadísticos, cuatro muertos y decenas de heridos. Pero ¿qué pasó? y lo que más inquieta ¿qué sucederá en el futuro? sobre todo con la finalidad de evitar acontecimientos funestos.

Este evento nos dice que el sistema de rehabilitación en los reclusorios del Ecuador es inexistente. Quizás la sobrepoblación o tal vez la carencia de políticas claras para rehabilitar a las personas privadas de la libertad y por qué no pensar en que simplemente no se desea el cambio por parte de algunos que consideran a la delincuencia como su modus vivendi. Personalmente considero que la falta de pautas adecuadas de inculcar un mejor estilo de vida y enseñanzas para aprender ocupaciones, es el principal problema a través del cual los reos no se rehabilitan. Encerrados en cuatro paredes y sin alternativas con qué ocupar, de manera correcta su tiempo, es difícil lograr cambiar.

Ocio, creo catalogarlo así. ¿Qué alternativas existen para modificar tan lúgubre panorama? ¿Separación de aquellos más violentos y peligrosos? No se entiende que dentro de una cárcel existan personas sin libertad, con medios de comunicación telefónica. Crear un sistema de alternativas para enseñar labores manuales como albañilería, suelda, electricidad, construcción, agricultura para poder brindar a aquellos que cumplen su pena una vez afuera, puedan desempeñar lo aprendido internamente. Las cárceles no deben ser convertidas en instituciones para aprender a delinquir, no son universidades que otorguen especialidades, maestrías o PhD.

Como sociedad no podemos quedar aislados de esta vorágine de violencia. Debemos exigir que se cumpla lo que se promete al respecto de un aparataje real de rehabilitación. Caso contrario estos eventos seguirán suscitándose y familiares continuarán llorando dolor, angustia y amargura. Nota: quiero aprovechar este espacio para referirme al suicidio del venezolano que mató al taxista con 18 puñaladas. Su conciencia no lo dejó y de seguro la abstinencia a las drogas caló en él para no afrontar su culpa, de seguro tendrá que enfrentarla ante Dios y ese castigo será eterno, además de doloroso.

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