Rodrigo Santillán Peralbo
Las derechas empresariales, económicas y políticas, gobiernan el país junto al presidente Moreno. A su gusto y conveniencia, la Asamblea Nacional aprobó la Ley de Fomento Productivo, con la que obtienen prebendas y privilegios, inclusive con premios denominados remisión, para los tramposos que no pagaron los impuestos. Siempre quieren más, así sus faltriqueras rebosen.
Claman por un tratado de libre comercio con Estados Unidos, sin que importe que se subordine al país a las decisiones del gobierno de Trump que se ha caracterizado por la xenofobia y el odio a los migrantes, y a América Latina y el Caribe. Aprovecharon la presencia del vicepresidente Pence para impulsar el “relanzamiento” de las relaciones bilaterales. Solo buscan mayores ganancias en tanto que consintieron que una “oficina de seguridad” se instale en la Embajada.
Quisieron que al griterío de los gobiernos de las derechas latinoamericanas que obedecen órdenes de Washington, se sume el Ecuador, para condenar al gobierno de Maduro y al de Nicaragua porque violan los Derechos Humanos. Ni Pence, ni las derechas cogobernantes consiguieron que el Ecuador atropelle el derecho a la autodeterminación.
Todos contra Maduro es la consigna y cómo se lamentan que Maduro y Ortega violen los Derechos Humanos, pero callan, oprobiosamente, ante la violación de los Derechos Humanos por Trump que encerró a miles de niños latinoamericanos separados de sus padres, en jaulas y en las peores condiciones infrahumanas: a la intemperie, sin higiene, sin alimentos y escaza agua. Las derechas enmudecen ante la matanza de niños, mujeres y ancianos en Palestina por Israel, o ante la violación de los Derechos Humanos en Estados Unidos, propiedad de la “supremacía blanca”. Más oprobio con elocuente silencio.