No más marginación

ATILIO RUGEL ALBÁN

Más de cien años han pasado en que abandonamos el colonialismo y comenzamos la vida republicana, en tanto el tiempo ha corrido inexorablemente sin que Esmeraldas sea una ventana atravesada por rayos de luz y de progreso; todo ha sido tinieblas y desengaños fruto de la mentalidad mezquina y egoísta de gobernantes que ausentes de una experiencia interior y de una exagerada miopía en contra de un pueblo luchador, trabajador, combativo y rebosante de hidalguía.

Cuando se llega a los cargos públicos es necesario explorar las sensaciones, sentimientos, emociones y los pensamientos que deben penetrar en todo lo que sucede en el entorno. Pero como esto no es posible para los obnubilados que se creen indispensables; jamás se han hecho una autocrítica y se han respondido con sinceridad ante sus desaciertos. Muchos sectores del pueblo esmeraldeño por fin han comprendido que llevan una fuerza invisible que nos legó Vargas Torres y otros insignes luchadores en contra de las tiranías y hoy más que nunca cansados de vivir el aislamiento al que ha sido Esmeraldas sometida, vibran sus corazones y con un coraje incontenible reclaman lo que por justicia y derecho nos corresponde.

Arquitectos e Ingenieros fueron orillados de la realización de obras que como profesionales debían haber participado sobre todo en su propio terruño, sin embargo les niegan el derecho al trabajo. Transportistas de materiales que tienen que ver con la construcción de carreteras y caminos vecinales también son ignorados. Obreros de la construcción que viven del diario para mantener a sus hogares reciben igual trato. Cargos públicos de las principales instituciones de la ciudad y provincia ocupan foráneos que son traídos, como si en Esmeralda no hubiera gente capaz que también se ha preparado.

Para colmo y desgracia de nuestro sufrido pueblo, profesionales de la Medicina con especialidades adquiridas dentro y fuera del país, producto del esfuerzo y sacrificio de sus padres, muchos están sin trabajo y a otros los ubican en Medicina General cuando sabemos que el IESS necesita médicos especializados para atender la demanda. Lo peor de todo y sin querer restarles mérito a otros profesionales, es que prefieren a médicos cubanos y venezolanos como si ellos fueran la panacea y el remedio de todos los males, despojando a nuestros profesionales.

No quiero que se malinterprete la razón de lo dicho, todos tienen derecho al trabajo; pero primero los nuestros y lo que queda para los importados. Parece que el virus de la revolución les ha llegado a la médula y elevan a la cima a profesionales que no son más capaces que los nuestros; pero sufrimos el complejo del victimismo en una sociedad instalada en el materialismo e individualismo.