Límites de la libertad

Ángel Polibio Chaves

Es casi un lugar común aquello de que el derecho de una persona termina en donde comienza el derecho del otro; esta sencilla expresión encierra la esencia de una adecuada convivencia humana.

Entre los derechos más apreciados por el hombre está el derecho a la libertad; por ella se han producido en la historia grandes gestas colectivas o hechos individuales, que han llegado hasta nosotros como epopeyas o actos heroicos. Sin embargo, si esa libertad no reconoce límites, puede llevar a las sociedades al caos y aún a su desintegración; por ello resulta de particular importancia que tanto las comunidades como los individuos, ejerzamos nuestro derecho a la libertad con responsabilidad.

Esto nos lleva a pensar en otra expresión bastante corriente: la vida social nos reconoce derechos, pero también nos impone obligaciones. Así, en tanto reclamamos nuestros derechos, hemos de mirar en qué medida estamos cumpliendo nuestras obligaciones, como un mecanismo de autocontrol.

Uno de los graves cuestionamientos a la Ley de Comunicación que fue impuesta por el gobierno anterior, era precisamente su carácter restrictivo de la libertad de expresión; más de un medio de comunicación fue sancionado por difundir noticias que supuestamente no habían sido contrastadas o verificadas; en la actualidad en las llamadas redes sociales encontramos a diario mensajes que carecen de veracidad o tienen contenidos sugestivos erróneos, algunos de los cuales podrían incluso generar alarma social. Ya hace algunos días señalé en esta columna mis reparos a que la ley impusiere límites al ejercicio de nuestro derecho a usar estos medios, siempre que los usuarios de las redes tuvieren la suficiente madurez para hacerlo, pues nuestro derecho a la libertad nos impone la obligación de ejercerla responsablemente; su uso inadecuado en presunto ejercicio de nuestra libertad, evidenciaría simplemente que no somos dignos acreedores de ese derecho.