Censura y morbo

RICARDO VERA CALDERÓN

Al constatarse la muerte de Óscar y Katty, se confirmó las sospechas de su destino, debido a la escasa información formal e informal sobre su paradero. Paralelamente nos enteramos de la agresión a un empresario de la localidad, cuyas fotos de su rostro destrozado circularon sin ninguna censura por redes sociales, donde se hicieron virales, alimentando así el morbo indiscriminado y dando vitalidad a la especulación sobre sus causas.

Esto demuestra el poder de las redes sociales para desarrollar y modificar percepciones, en un caso para generar indiferencia, y en el otro para persuadir al escándalo. Nuestra cultura digital no ha evolucionado en cuanto a fondo, sino solo en forma, lo que implica que no somos analfabetos tecnológicos, pero si cavernarios en el manejo de los contenidos.

Correa presentó un proyecto de Ley que regula los actos de odio y discriminación en redes sociales, la misma que no fue legitimada, por provenir de alguien que manejó a su favor el aparato comunicacional público, y que pulverizó la libertad de expresión privada. Ahí se hacía referencia a la obligación de las redes sociales de hacer censura previa a cualquier intento de información que pueda afectar la honra y prestigio de otros, a través de actos de odio y discriminación.

Por otro lado, el Parlamento Europeo discutió ayer la iniciativa sobre derechos de autor que podría regular el uso del internet en el mundo, que hasta ahora es relativamente abierto. Así pues, plataformas de internet como YouTube, Google o Wikipedia en el futuro no podrían utilizar información sin una autorización y sin pagar derechos de autor, lo que implica que se pondría en peligro la libertad de internet.

Las redes y la internet no son malas. Lo peligroso es como las utilicemos.

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