Mayoría o minoría

Carlos Freile

Un curioso lector me pregunta si escribo para una minoría, pues considera que en mis artículos no suelo tratar temas candentes, del momento o de interés masivo; antes, al contrario, escribo sobre asuntos tal vez importantes, “trascendentales” los llama, aptos para lectores con preocupaciones distintas a las de la población ecuatoriana en general.

En realidad, no me he preocupado si mis artículos tienen una amplia resonancia en los lectores, si estos son pocos o muchos, más bien me ha interesado abordar asuntos olvidados, o casi, por el periodismo nacional. Me he propuesto llamar la antencion sobre aquello que no llama la antención en nuestro medio, tanto a nivel local, como a internacional. No solo comentando noticias, sino reflexionando sobre asuntos de interés vital, tal vez no impactantes, pero sí básicos para las personas deseosas de no dejarse llevar por el torbellino de acontecimientos, novedades, escándalos, bagatelas, muchos de ellos flores de un día, que nos asaltan minuto tras minuto. Por eso, no desdeño el ocuparme de la política, pero trato de no quedarme en lo cotidiano de ella, sino de ahondar sus bases teóricas, los valores que deberían impregnarla. Traigo a colación hechos lejanos, pero que vale la pena sean conocidos y analizados por ecuatorianos de buena voluntad, deseosos de ir más allá de nuestra corrupción, de nuestro caciquismo, de nuestra intransigencia.

También, por una primera deformación profesional, abordo acontecimientos históricos, sobre todo aquellos que, en mi modesta opinión, han sido distorsionados de manera pública (hoy día, por ejemplo, estuve tentado de escribir sobre la falsedad de que los Inti Raymi se vengan celebrando desde la época incásica o sobre las declaraciones de Patrimonio Cultural a eventos que no tienen 50 años).

Tengo una segunda deformación profesional: he sido profesor toda mi vida, por eso tiendo a dar lecciones y puedo ofender con un cierto tono docente, de quien posee la verdad, como que me atrevo a dar consejos y a sacar moralejas. A lo mejor por ello me lee una minoría. Qué le voy a hacer.

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