Un Ecuador enfermo: 117 niños asesinados en los últimos tres años

LOJA. La muerte de Emilia Benavides, en diciembre de 2017, reveló cómo actúan mafias de explotación sexual de menores.
LOJA. La muerte de Emilia Benavides, en diciembre de 2017, reveló cómo actúan mafias de explotación sexual de menores.

En los últimos tres años, más de un centenar de niños murió violentamente. En la mayoría de casos un familiar o un allegado a la familia es el agresor. Infantes entre uno y cuatro años son las víctimas más recurrentes. El asesinato de una niña en Zamora, la semana pasada, es el hecho más reciente.

Llegó con la niña en brazos. Rogó al personal de uno de los centros de salud de Quito que salvaran su vida. El nuevo año apenas empezaba. Dijo entonces que la pequeña de cuatro años se había caído. Él, su padrastro, ahora paga 34,8 años de cárcel. La niña murió por los golpes que él le dio.

En Cumbaratza, en la austral provincia de Zamora, otra niña de cuatro años murió en manos de su padrastro, la semana anterior. Él y el padre biológico mantenían conflictos. El agresor, de 22 años, asfixió a la infante y dejó su cuerpo en un saco de yute a orillas del río Zamora.

En Portoviejo, en cambio, aún no se supera el horror del verano pasado. Era jueves y el padre fue a retirar a sus hijos de la escuela, más temprano de lo habitual. El adulto, enfermero de oficio, inyectó un anestésico a los niños. Ellos murieron luego de tres horas de agonía. Él intentó suicidarse…

El país tocó fondo. En los últimos tres años, alrededor de 117 niños han muerto con violencia y en la mayoría de casos un familiar o un allegado a la familia es el causante. La cifra, sin embargo, es un subregistro y La Hora la obtiene a partir de reportes de prensa y bases de datos oficiales.

“En el país no se persigue el infanticidio como tal y a los niños también los matan por el hecho de ser niños”, dice Sybel Martínez, representante de Rescate Escolar, grupo ciudadano que lucha por la prevención de todo tipo de violencia contra niñas, niños y adolescentes. “Esta es una sociedad enferma y no es una exageración”, dice Martínez, mientras revisa las estadísticas que su organización y otras afines manejan también con base en informes periodísticos. “En lo que va del año conocemos 40 casos”. Y así fue expuesto en una comparecencia en la Asamblea, en junio, para exigir un alto a las agresiones contra la niñez.

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menores de 14 años murieron con violencia (incluido suicidios) en 2016.El Ministerio del Interior, mediante el Sistema de Registro de Muertes Violentas por Causas Extremas, identifica 21 casos: 13 en 2017 y 8 en 2018. 20 de ellos ocurrieron en situaciones de violencia intrafamiliar y el mayor número de asesinatos se concentra en niñas y niños entre uno y cuatro años. En los reportes oficiales de 2016 sobre muertes de menores de 14 años bajo violencia (incluido suicidios) se contabilizan 119 casos.

En los últimos dos años, solo en Pichincha, ocho niños murieron violentamente en manos de adultos. Este es el registro de la Fiscalía Especializada en Personas y Garantías, dirigida por Darwin Jaramillo.

“El factor común lamentable –dice el fiscal– es que todos estos casos se dan en un contexto de violencia intrafamiliar o de situaciones de violencia, ocurridos en la niñez de los agresores, que no fueron atendidos oportunamente”.

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muertes violentas de niños registra el Ministerio del Interior desde 2017.De los ocho casos que conoce esta unidad, seis muertes fueron cometidas por las madres de las criaturas. ¿En qué situación crítica? Jaramillo explica que en cuatro de aquellos hechos, hay una línea recurrente en personas de estratos bajos: la mujer queda embarazada de alguien que no es su pareja, da a luz en casa y luego asfixia al bebé.

Pruebas de ADN son fundamentales en estos casos. Y, sin embargo, Jaramillo recuerda una dolorosa experiencia: “una persona creyó estar embarazada de alguien que no era su pareja y dio muerte al recién nacido –dice el fiscal–. Cuando se practicaron los exámenes, los resultados demostraron lo contrario”.

En este caso –recuerda Jaramillo–, la Justicia declaró inocente a la señora después de haber estado un año detenida “porque había una realidad que debía ser valorada: su vida estaba marcada por la violencia. Cuando niña fue violada y nunca recibió ningún tipo de auxilio o terapia. Esto desembocó en un cuadro de depresión. Entonces, cuando tuvo su parto expulsivo perdió la conciencia de sus actos, según las valoraciones sicológicas”.

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menores de 14 años fallecieron en 2017, la mayoría por enfermedad.Para Sybel Martínez, de Rescate Escolar, es una “negligencia social” llegar a contar todos estos hechos para recién hacer algo, cuando la atención que tanto Estado como sociedad deben dar a niñas, niños y adolescentes es prioritaria. Ella cuestiona a una sociedad que aún no ve a la niñez como ciudadanos sujetos de derechos y a un Estado que no sabe cómo actuar frente a una violencia estructural. Así, un hecho de violencia se multiplica con el paso de las generaciones.

Otro caso que conoce la Fiscalía Especializada en Personas y Garantías va en esa línea. Una madre mató a su hijo de cuatro años. ¿Qué le llevó a este límite? Las valoraciones señalan problemas siquiátricos que nunca fueron tratados. En una carta que la mujer escribió, indica que no quería que el niño tuviera una vida de sufrimiento como la que le tocó vivir. Después intentó suicidarse. “Ahora está procesada y recibe atenciones –indica el fiscal Jaramillo–. Lo lamentable es que otra vez está embarazada”.

Martínez y Jaramillo coinciden en que una respuesta frente a esta escalada de violencia es la solidaridad y la corresponsabilidad social. Antes de recibir la noticia de la muerte de otro niño –dice la integrante de Rescate Escolar– la comunidad más cercana a alguien que sufre violencia debe convertirse en un actor de prevención y garantía de derechos para la niñez.

“Cuando hablamos de corresponsabilidades –dice el fiscal Jaramillo–, hay que empezar por quien está a mi lado. Si las políticas públicas a veces están lejos de nuestras manos, creo que sí podemos cambiar las historias de quienes están a nuestro lado. No podemos ser indiferentes frente a círculos sociales que multiplican la violencia”.

En esa línea, por ejemplo, trabaja Plan Internacional. Catalina Vaca, asesora de Educación de la organización, cuenta que en el país laboran en 700 poblaciones con mecanismos comunitarios de protección. “Aquí, grupos organizados en las propias comunidades velan por la seguridad de niños y niñas”. (IFP)

FRASES

Un país que deja morir a sus niños nos muestra que esta es una sociedad enferma. Y es una negligencia social contar el número de muertes para recién hacer algo”. Sybel Martínez Grupo Rescate EscolarToda agresión que se cometa contra un niño es agravada, sin considerar ningún atenuante ni reducción de pena. Es una relación clara de poder de un adulto hacia un niño”. Darwin Jaramillo, Dir. de la Fiscalía Especializada en Personas
y Garantías

La violencia que viven los niños avanza alarmantemente. Debemos romper patrones sociales que otorgan poder al adulto y dejan al niño en una categoría de sumisión”. Catalina Vaca Asesora de Educación de Plan Internacional

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