Niños sanos

Jorge Oviedo Rueda

Estos son tiempos incomprensibles en los que la lógica más elemental va siendo sustituida por otra, igualmente lógica, pero menos consistente.

Por ejemplo, la lógica actual trata de convencernos de que la lactancia materna puede ser sustituida por la leche artificial. Se usa la ciencia para cambiar la lógica. Se nos dice que la leche artificial es necesaria, mejor e, inclusive, más conveniente. Los niños que con ella se amamanten se criarán sanos y fuertes.

En el mundo moderno, la ley que se impone es la del menor esfuerzo. La madre trabajadora ahora encuentra más fácil dar el biberón que el “chucho” a sus hijos. Y así se impone la falsa verdad de que la leche de laboratorio es mejor que la del seno materno.

¿Quiénes promueven esta lógica? Las grandes corporaciones capitalistas, en este caso fabricantes de la leche sustituta. Según un informe de la OMS esto es un negocio que mueve setenta mil millones de dólares al año. Algo similar a lo que sucede con las llamadas “drogas legales”.

Pero la sustitución de la lógica natural por la artificial necesita de defensores. Uno de ellos es el gobierno norteamericano. En la última Asamblea General de la OMS realizada en Ginebra, los yanquis se opusieron a una resolución en la que se aprobaba que la lactancia materna debía ser obligatoria hasta los seis meses de edad.

Con amenazas de retaliaciones comerciales hicieron variar la opinión de muchos pequeños países, entre ellos Ecuador, para que se aprobara su propuesta de amamantar a los niños desde sus primeros días con leche artificial. Fue Rusia la que salvó la propuesta de la OMS.

Ese es el poder de las grandes corporaciones capitalistas que no dudan en usar el chantaje o la fuerza para imponer el interés del lucro sobre el derecho a la vida.

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