El hambre se come a Venezuela

CRISIS. Comer de la basura, el drama del hambre en los venezolanos más pobres. (El Nuevo Herald)
CRISIS. Comer de la basura, el drama del hambre en los venezolanos más pobres. (El Nuevo Herald)

Desde los barrios urbanos hasta los asentamientos rurales, en toda la geografía de Venezuela se ve y se siente el hambre.

Según los voluntarios de Cáritas Venezuela, una organización humanitaria financiada por la Iglesia católica, los niveles de desnutrición severa siguen aumentando en toda la población, especialmente entre los niños. Muchos de ellos corren el riesgo de morir si no reciben refuerzo alimentario sostenido.

“El hambre está destruyendo a muchas criaturas en el momento más importante de sus vidas. Habrá una generación de personas subdesarrolladas por falta de acceso a alimentos”, dice la hermana Magdalena, una de la religiosas que atienden un refugio. Agrega que decenas de infantes dependen de la comida que les ofrece la iglesia local por sus proyectos comunitarios.

Información denegada

El hambre llega incluso a las fronteras con Colombia, Brasil y Guyana. Un estudio de Cáritas –la única fuente de información a la mano para tomarle el pulso a este fenómeno– revela que en los vecindarios más pobres de la nación, cerca del 15,5% de los niños de entre 0 y 5 años está desnutrido y otro 20% en riesgo inminente de padecer desnutrición.

“Nuestra base de datos no es amplia, allí no está representada toda la población venezolana. Recopilar esa información de manera completa y exhaustiva es responsabilidad del Gobierno; pero ese tipo de datos no es divulgado desde hace más de dos años”, declaró ante la BBC Janeth Márquez, directora de Cáritas Venezuela.

“Siguiendo los criterios de las Naciones Unidas, las regiones que estamos monitorizando están entrando en una situación de emergencia alimentaria. Eso es grave y amerita la intervención de organismos internacionales”, acotó.
Las ‘misiones’ de Maduro

Por otra parte, auspiciados por el Estado, los paquetes de comida distribuidos por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) evitan que la crisis humanitaria alcance proporciones mayores, según Ingrid Soto de Sanabria, directora del departamento de nutrición médica del Hospital Infantil J. M. de los Ríos.

Sin embargo, subraya que la calidad del contenido deja mucho que desear. “Casi no provee proteínas, ni animales ni vegetales”, sostiene la experta.

El Gobierno desarrolla las que denomina «misiones sociales», con el objetivo de suplir deficiencias. Pero estas se han reducido a los alimentos entregados por los CLAP.

Hoy los subsidios consisten en bolsas de comida, racionadas y esporádicas, pues la adquisición de estas supuestas ayudas no tiene la constancia que el Régimen de Nicolás Maduro asegura en los medios y solo un par de veces al año un pequeño grupo de la población recibe las bolsas de alimentación.

En diciembre pasado habían prometido el CLAP navideño, el cual nunca llegó. A esto se suma que las entregas están condicionadas para quienes tengan el ‘Carnet de la Patria’, otorgado solamente a aquellos que se manifiestan afines a la ideología gubernamental.

Aumenta la pobreza

Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2018, realizada por la Universidad Católica Andrés Bello, la pobreza en Venezuela subió a 87% en el último año.

Por otra parte, debido a la minúscula producción agrícola que hay en el país, todos los alimentos que llegan importados son imposibles de adquirir.

Si bien el Gobierno no atiende su crisis, hay empresarios que se encargan de traer esos productos que escasean, por lo que se pueden ver en tiendas y supermercados pero con precios exorbitantes que sobrepasan el salario mensual de una persona, que bordea los seis dólares.

PROTESTA. En las manifestaciones contra el régimen es común ver letreros como este. (AFP)
PROTESTA. En las manifestaciones contra el régimen es común ver letreros como este. (AFP)

Buscando comida en la basura

Asimismo, han aumentado los casos de desnutrición y las enfermedades asociadas a la falta de alimentación, especialmente de proteínas, vitaminas, calcio (existe una escasez alarmante de leche) y hierro.

Es común ver en Venezuela a la gente buscando comida entre los tachos de basura en las calles, a las madres yendo a los restaurantes u hoteles a las horas que desechan los restos de alimentos para rescatar algo, o a jóvenes enviando mensajes de texto en cadena a conocidos para rastrear alguna medicina que no aparece en las farmacias.

El desabastecimiento no solo se evidencia en los anaqueles de los supermercados, existe también una alarmante escasez en toda clase de insumos médicos que pone en jaque la vida de millones de pacientes.

Las clínicas y los hospitales están desabastecidos, por lo que no es posible la atención a pacientes en tiempo y forma. Incluso, faltan bisturíes, hilos para suturas y otros suministros quirúrgicos básicos.

La falta de medicinas, especialmente para problemas cardiacos, hipertensión y enfermedades renales, ha desencadenado muertes.

También se denuncian fallecimientos de neonatos en los centros de salud y de accidentados graves en las emergencias, por falta de ambulancias que trasladen a los afectados a otros recintos hospitalarios que cuenten con algo más de insumos para su asistencia.

87%
es el porcentaje de pobreza en Venezuela en el último año.El colapso económico

Todo esto ocurre en una Venezuela sometida a una profunda recesión y a una hiperinflación del 16.000%, según el Fondo Monetario Internacional.

El organismo calcula que la caída del PIB es del 15% en el último año, y afirma que Venezuela constituye «uno de los mayores colapsos económicos de los últimos 50 años».

20%
de esos niños está en grave riesgo de
desnutrición.Cuando la miseria llama, es difícil escaparse. En ese intento están familias venezolanas enteras, mientras el Gobierno niega la crisis, o declara que se debe al acorralamiento de la «derecha imperialista» que atenta contra su política económica. (VS-OG)

Un plato de
comida al día

Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2018 arrojó un dato más alarmante aún: 6 de cada 10 venezolanos sufrieron una pérdida de peso de 11,4 kg en el último año. Los sectores más desprotegidos han resultado particularmente afectados.

El 63% de la población ha efectuado algún recorte en las comidas diarias, o minimizado las raciones. Más de 8 millones de venezolanos ingieren dos –o menos– platos de comida al día.

15,5%
de los niños de hasta 5 años sufre desnutrición.