Pero la Ley sigue en pie

Los cambios, en el discurso y en los hechos se vienen dando, lo que no es fácil de determinar si los momentos para el cambio han sido los justos. La mayoría tiene la impresión de que se producen tarde o cuando no debieran. Los que se refieren a la Ley de Comunicación se inscriben en ambas categorías. Tardaron en anunciarse y se quitaron cabezas, pero no hubo un cambio real por cuanto la norma sigue vigente.

No se aplica por voluntad del Ejecutivo, pero no porque la Asamblea Nacional haya sustituido la ley por otra, parchado o transformado a fondo la vigente. Llueven los elogios y los parabienes de organizaciones internacionales sobre lo bien que está ahora el país en materia de libertad de expresión y opinión, pero la ley correístas sigue en pie. Cualquiera puede echar mano de ella.

Se discuten los cambios sugeridos por el Gobierno: que si este organismo debe asumir tales funciones o si este otro no tiene nada que ver con ella. El saldo de tanto debate abierto o subterráneo tienen, por su falta de concreción algo de bizantino. No es descabellado pensar que aún en 2021, como en el caso de la estabilización de la economía, hada haya sucedido.

No es cuestión de defender o discrepar. Conviene detenerse en lo que esto significa. Sobre los hombros de quienes trabajamos en los medios de comunicación y de las empresas de ramo sigue pendiendo de esta “espada de Damocles”, que está sujeta de un hilo muy frágil. No es que se trate de cambiar para todo que siga igual, es que, de no hacerlo, estamos a expensas, junto a toda la sociedad, del primer censor que asome la oreja.


Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal”. Enrique Tierno Galván Político e intelectual español (1918-1986)

Un buen gobierno es como una buena digestión; mientras funciona, casi no la
percibimos”. Erskine Caldwell Escritor estadounidense (1903-1987)