Simulación

CARLOS TRUJILLO SIERRA

Leía -hace más de 50 años y no me pregunten ni el título ni el autor- un relato de ciencia ficción (no muy respetable y algo sospechoso en la época) en la que en un futuro cercano el Senado de la República Soberana de California, atendiendo al bienestar psíquico y social de sus representados y como una medida antidiscriminatoria y de inclusión total, todos los ciudadanos al llegar a sus 18 años recibirían su título de bachiller, sin más trámite ni requisitos de años de estudio y de una supuesta aprobación de exámenes. Así contribuirían a la más completa igualdad. Todos serían respetables y cultos. ¡Ah! La ciencia ficción pasó de ficción a dura y cruda realidad, además de dolorosa y sangrienta.

Ayer yo, por las informaciones del momento, clamaba por el sacrificio de 250 vidas y hoy me dicen que ya van pasando de las 350, víctimas en su mayoría, de una juventud desflorada antes de tiempo para sostener en el poder a una jauría de lobos hambrientos de mando y de fortunas incalculables. Los iluminados nos piden que, a un Ortega, a un Maduro y a una cáfila de jefes tribales en Rusia y en el centro de Asia les respetemos como a un Mujica del Uruguay, o un Francisco del Vaticano, de un Dalai Lama del Tíbet y tantos otros líderes como Mandela o Martin Luther King, ellos sí de manos limpias, de sangre y de oro.

Es una fantasía cruel que los oprimidos de Nicaragua, Venezuela, Siria, Yemen y otros más lugares vayan a sentarse para solucionar su problema en una mesa de comité con los monstruos mencionados a la cabecera. Nunca van a resolverse estas sangrientas tragedias con el visto bueno de los carniceros. Algún autor decía «nunca se ha firmado un tratado entre los carniceros y las vacas».

Los iluminados (y dignísimas iluminadas) nos dicen que no debemos decir nalgas sino posaderas (tan fácil y natural que es decir y dar un nalgazo) deberían inventarse un detective a lo Agatha Christie para destrabar las trampas, sutilmente preparadas, de la SENA IN, de las sabatinas, de las hidroeléctricas (chinas, también), de las escuelas dibujadas, del apelotonamiento de decretos, reglamentos, directivas, acuerdos ministeriales que se oponen a todo cambio.

Necesitamos un Decreto Presidencial derogando todas las triquiñuelas que permiten que Correa, Augusto Espinoza, René Ramírez sigan mandando y entrometiéndose en nuestra vida y anulando el sistema educativo.

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