JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ
Eso es lo que hacían los romanos en la época de los césares, mantenían a la población sin alimentos y cuando venían las protestas populares, llenaban el circo romano para brindar espectáculos crueles, pero que de manera incomprensible calmaba el hambre a la población y simulaban cierta alegría.
Los muchachos que quedan de los que se beneficiaron del gran poder que tuvo ‘Rafa’ en la década pasada, frente a la gran crisis nacional, sobre todo en el campo económico, que como consecuencia trae hambre por la falta de empleo, ahora quieren aplicar la gran receta de Nerón, darle circo al pueblo, claro, modernamente se han inventado el nombre de sol a sol y me pregunto cuántos cientos de miles de dólares van a invertir en cantantes extranjeros, cuando en Quito y Guayaquil han decidido presentar a cantantes nacionales, para que se quede el dinero en nuestro país y se gaste menos recursos.
Las encuestas no les ayudas, no logran elevar su nivel de popularidad por obvias razones, a pesar de haber gozado del apoyo presidencial por los diez años, la ciudad sigue apestando, en cada esquina es insoportable los malos olores y de conformidad con la opinión de un ingeniero técnico en obras sanitarias de alcantarillado, para resolver los gases pestilentes que suben de las alcantarillas, solamente se debe poner sifones que no cuentan mucho dinero.
Siguen interrumpiendo o cortando el servicio de agua potable a los ciudadanos, cuando la Constitución en su Art. 12 establece que este servicio por ser el agua un patrimonio nacional, es inembargable, en salud cerraron el único dispensario municipal que prestaba buen servicio a la comunidad, en educación igual no prestan ningún servicio, calles llenas de huecos, en fin obritas de pacotilla como la ciclo vía que solo ha servido para romper los neumáticos de los vehículos.
Difícil recuperarse, la población reclama renovación en todos los cuadros de los gobiernos seccionales y Provincial, los jóvenes de la sociedad civil deben animarse a participar en esta lid electoral venidera, porque se impone sangre nueva en la política, que imprima los cambios necesarios y urgentes reflejados en la última consulta popular.