Ángel Polibio Chaves
Algunos partidos y movimientos políticos han iniciado acciones con miras al proceso electoral del próximo año, reestructurando sus cuadros directivos en algunos casos y en otros, estableciendo contacto con otros partidos, ante la eventualidad de establecer alianzas que aseguren buenos resultados.
Estas acciones, absolutamente legítimas y oportunas, no deben estar carentes de dos elementos sustanciales: la proximidad de sus enfoques ideológicos, pues de ninguna manera se justificarían alianzas o acuerdos que si bien pueden verse como adecuados desde el punto de vista electoral, lo único que evidenciarían sería un oportunismo electorero que a la postre resultaría negativo para el interés ciudadano; y, la existencia de planes concretos para la administración provincial, municipal o parroquial.
En efecto, la ciudadanía no requiere escoger entre candidatos que aparezcan como los más inteligentes, o los más audaces, o incluso los más brillantes. Los ciudadanos queremos escoger entre las opciones que más se ajusten al verdadero interés de la comunidad; opciones que aseguren una administración honesta de los fondos públicos, lo que va más allá de la honradez de los candidatos, pues debe contarse con programas factibles y que respondan a las reales necesidades de la población, pues hoy más que nunca es preciso asegurar la utilización eficiente de los escasos recursos de que se dispone para atender las cada vez más crecientes necesidades de la población.
De otra parte, la importante función de los concejales, implica un adecuado conocimiento de las responsabilidades y deberes que corresponden a su ejercicio; no cabe que los electos, solamente cuando se integran al cuerpo edilicio inicien el aprendizaje de sus obligaciones.
Alianzas con identidad ideológica, basadas en programas de acción claros, concretos y factibles; escogitamiento adecuado de los candidatos y conocimiento de sus deberes, son elementos que han de considerarse en esta época pre electoral, para un adecuado ejercicio democrático.